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Channel: CRUCEROS EN LA CIUDAD DE CRISTAL
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Lo siento, está cerrado (Parte 2)

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(Foto: Manuel Candal)


Continuando con el análisis de la doble escala que tuvo lugar en el puerto de A Coruña el pasado día 1 de mayo y dejando las polémicas al margen, es hora de centrarnos en los dos protagonistas del pasado miércoles y conocer un poquito mejor a estos dos ilustres visitantes.
Del Black Watch sobran las presentaciones; y es que se trata de una de las naves de pasaje más frecuentes en nuestra ría ya que practicamente desde su estreno en 1996 es raro el año que ha faltado a su cita con los muelles coruñeses al menos una vez cada ejercicio (cuando no dos). Pese a que pudiera resultar algo aburrido por lo repetitivo de sus visitas, para los aficionados al mundillo naval que buscamos un punto privilegiado en la costa para fotografíar a estos "visitantes", los barcos como el Black Watch son los más apreciados debido a su estampa clásica alejada de las tendencias actuales de superponer cubierta tras cubierta. Y es que este buque inglés rezuma en sus líneas la nostalgia de un tiempo ya perdido y del que los ejemplares qque aún quedan surcando los mares van desapareciendo poco a poco.


 (Foto: Manuel Candal)


La escala del Black Watch es la segunda de su naviera, Fred Olsen Cruise Lines en lo que va de año en el puerto herculino tras la realizada el pasado 4 de abril por el Boudicca, que es la la nave gemela de nuestro protagonista de hoy. Esta compañía es una de las habituales en los muelles herculinos desde hace más de una década y suele traer a toda su flota a nuestros muelles cada año. 2013 no será una excepción.


Detalle de la chimenea del Black Watch.


El Ryndam por su parte no es tan conocido por nuestras aguas como el Black Watch por lo que vale la pena pararse un poco más a comentar algún detalle en torno a la figura de este navío. Está claro que 22 años de diferencia son muchos y se notan en la apariencia de un objeto; también en el mundo naval podemos apreciar facilmente esas más de dos décadas que separan a estos dos trotamundo y si en el Black Watch destacábamos su estampa clásica, en el caso del Ryndam hablamos de la típica imagen de un buque nacido en la década de los 90.




Concretamente fue construido en el año 1994 y es el tercero de la Clase Statendam compuesta por 4 buques gemelos. (los otros tres son el Statendam, el Maasdam y el Veendam). Realmente en la actualidad sólo son "gemelos" los tres primeros puesto que el Veendam pasó por quirófano hace un par de años y ahora es un poquito más grande que sus hermanos además de lucir una vistosa popa "ducktail" por temas de estabilidad.


El Ryndam luce con orgullo la bandera holandesa.


Creo que ya lo comenté en alguna ocasión pero siempre que puedo me gusta pararme a explicar el origen de los nombres de este tipo de buques y que en ciertos casos encierran muchas curiosidades; para el caso del Ryndam su nombre proviene del río Rin al que completa el sufijo -dam, que es el usado en los buques holandeses de pasajeros. Si por ejemplo estuviesemos hablando de un buque de la misma bandera pero dedicado al transporte de mercancías entonces se emplearía el sufijo -dijk, así que si en posteriores visitas a la ciudad el Ryndam aparece reconvertido en un mercante dispuesto a descargar alguna mercancía en el muelle de San Diego o de Calvo-Sotelo a buen seguro que en su amura aparecería el nombre de Rindijk.


Las curiosidades que esconden los nombres de los barcos...


Y es que en esto de los nombres los de Holland America Line son muy tradicionales y a lo largo de toda su historia, longeva historia si tenemos en cuenta que la compañía fue fundada en 1873, su extensa flota tiende a reutilizar los nombres. Para el caso concreto del Ryndam este buque es el tercero de la compañía en portar tal denominación.


Ryndam, un nombre con solera.


Tras pasar gran parte de la jornada en nuestra ciudad, a media tarde comenzaron los preparativos para la despedida y viendo que ambas naves habían hecho buenas migas compartiendo línea de atraque se decidieron por una salida conjunta cuando el reloj marcaba las 18:00 horas. El Black Watch fue el primero en soltar amarras (igual por aquella norma de cortesía de "los mayores primero") y  tras un amistoso intercambio de bocinazos con su homólogo neerlandés, puso rumbo al norte para dirigirse al puerto asturiano de Avilés, un destino poco frecuentado por este tipo de tráficos pero que busca abrirse un hueco en el mercado peleando con otras dársenas del cantábrico como Gijón o Santander. La naviera Fred. Olsen constituye su primer éxito en la apuesta que esta bonita localidad del norte de España realiza por este tipo de turismo.




El Ryndam por su parte, zarpó apenas 30 minutos más tarde y cuando el Black Watch aún era visible desde el dique de abrigo. La maniobra fue bastante más rápida que la del buque inglés al estar ya encarado proa al mar por lo que tras rebasar el dique enfiló la canal norte, habitual vía de escape para aquellos que se dirigen hacia las islas británicas; era el caso de nuestroRyndam que tenía como destino el puerto de Dover.




Como mencioné antes ambos barcos repetirán experiencia en A Coruña durante este 2013 aunque lo harán por separado (y por suerte en día laborable): el Black Watch volverá el próximo 2 de agosto mientras que el Ryndam lo hará 11 días más tarde. Será una nueva oportunidad para disfrutar de la estampa tan diferente como soberbia de estas dos sensacionales naves de pasaje. No quisiera acabar este doble post sin darle las gracias a Manuel Candal por las estupendas fotos proporcionadas de estos dos buques para ayudarme a ilustrar la entrada de hoy.







Cumbre europea (Parte 1)

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El post de hoy podría comenzar como el típico chiste contado en un bar cualquiera: se encuentran un alemán un italiano y un español... Porque eso eso es exactamente lo que ocurrió el pasado viernes 3 de mayo en el puerto de A Coruña con la coincidencia por unas horas en las instalaciones portuarias de los buques de crucero AidaMar, Empress y MSC Poesia.


El MSC Poesía "observa" la maniobra de atraque del AidaMar.


Es todo un acontecimiento que tres naves de pasaje se reúnan en la dársena herculina por unas horas pero tal coincidencia ocurre cada vez con más asiduidad y en los últimos años raro es el ejercicio en que no se produce una o más veces; simple cuestión de probabilidad como la lotería: A más escalas, mayores posibilidades de que tres caigan el mismo día. Y al igual que en en el juego de azar aquí también hay premio económico: El desembarco de una ingente cantidad de pasajeros en una misma jornada supone una buena inyección de dinero en la economía local. Siguiendo con el símil, quizás no se trate de un premio gordo pero si es un buen pellizco en forma de pedrea.La del pasado viernes fue bastante cuantiosa; entre AidaMar, Empress y MSC Poesia desembarcaron en A Coruña más de 5.000 pasajeros.


(Foto: Manuel Candal)


Acomodar a tres huéspedes del tamaño de nuestros protagonistas de hoy supone un verdadero reto y en esta ocasión más que nunca hubo que jugar al "tetris naval"; con una línea de atraque de 484 metros en el muelle de transatlánticos estaba claro que uno de los componentes del trío tendría que "cambiar de habitación". En esta ocasión le tocó al MSC Poesia que amarró sus 294 metros de eslora en el muelle de Calvo-Sotelo Sur igualando el récord que poseía su gemelo MSC Orchestra desde el 2009 como nave de pasaje más grande en atracar en esa instalación.


El MSC Poesia atracado en el muelle de Calvo-Sotelo Sur.
(Foto: Manuel Candal)


Aún con la unidad más grande del trío en otro amarre, el espacio disponible en el principal muelle para este tipo de tráficos era bastante justo y los otros dos protagonistas de la jornada tuvieron que hacer verdadero encaje de bolillos para situarse en él. El Empress tiene 211 metros y el AidaMar alcanza los 252 metros de largo, lo que en conjunto hace un total de 463 metros, sólo 21 por debajo de la longitud total del muelle de transatlánticos. Una vez más un merecido aplauso para prácticos y amarradores del puerto de A Coruña por su fenomenal trabajo.


¡Hazme sitio!: Empress y AidaMar abarrotaron literalmente el muelle de transatlánticos.


La jornada del triplete comenzó bastante temprano ya que poco antes de las siete de la mañana el MSC Poesia ya se había plantado en la ciudad procedente de Lisboa. Al menos el madrugón vino bien para realizar el atraque despacito y con buena letra dado que la maniobra de amarrar un mastodonte como estos en el muelle de Calvo-Sotelo Sur no es fácil y lleva su tiempo. Es la segunda recalada en A Coruña tras su debut en mayo de 2010 del buque de la naviera italiana MSC Cruceros, que comenzó su carrera comercial en 2008 y es el tercer componente de la Clase Música, un conjunto de 4 naves hermanas y practicamente indistiguibles en sus formas externas que forman además de esta unidad el MSC Musica, el MSC Orchestra y el MSC Magnifica, éste último presente hace unas semanas en la ciudad.


(Foto: Manuel Candal)


Si por algo destaca el MSC Poesia, además de un descomunal tamaño, con sus 92.627 toneladas de registro bruto y sus casi 300 metros de eslora, es por sus espectaculares interiores con suntuosas estancias para el disfrute de los 3.605 pasajeros a los que esta nave puede dar cabida en capacidad máxima. Se podrían citar muchos ejemplos e incluir miles de fotos de todo lo que el Poesia nos ofrece una vez cruzamos la escala de acceso pero como hoy los protagonistas son tres buques y por resumirlo en una sola imagen citaré el colosal Zebra Bar. Situado en la cubierta 6, tiene una superficie de 880 metros cuadrados y capacidad para 439 personas y pese a no ser la estancia más grande del barco, es con diferencia es la más llamativa.


El espectacular Zebra Bar a bordo del MSC Poesia.
(Foto: autor desconocido)


Procedente de Cádiz, el AidaMar fue el segundo en hacer acto de presencia y sobre las 07:45 horas asomó los "morros" (nunca mejor dicho) por la punta del dique de abrigo para quedar amarrado en el muelle de transatlánticos minutos después tras realizar un grácil giro que le permitió atracar dando atrás ante la atenta mirada del Poesia, que "supervisaba" la maniobra confortablemente instalado desde hacía unos instantes.


El AidaMar "asomando el hocico" tras el Castillo de San Antón.


Construido en 2012, el buque alemán es propiedad de la naviera Aida Cruises y es el sexto de una serie de siete buques "casi" gemelos que se agrupan bajo el nombre genérico de Sphinx-Klasse (Clase esfinge), muchos de ellos frecuentes visitantes de la ría coruñesa siendo en el caso de la unidad que nos ocupa hoy su segunda visita a la ciudad tras su debut el 28 de septiembre del pasado año. Curiosamente en aquella ocasión el buque germano también compartió atraque; fue con el británico Aurora, por lo que este navío está más que acostumbrado a tener compañía en los muelles coruñeses.



Arriba: Un "parroquiano" saluda a los recién llegados en el buque germano.
Abajo: Un signo distintivo de la naviera Aida Cruises es que a pie de escala pone bicicletas a disposición de todos sus pasajeros que quieran conocer la ciudad a golpe de pedal.Cuando accedes a la nave en la escala se puede leer un acogedor "bienvenido a casa"



Para cerrar este trío fantástico de naves y media hora después de dar por finalizada la maniobra del AidaMar, apareció el Empress  procedente del puerto de Leixoes. Al lado de semejante compañía el buque de Pullmantur Cruises se quedó pequeño sin serlo en realidad; se trata de un barco de medio tamaño, con sus 48.563 toneladas de registro bruto y que en muchos registros se queda a la par que sus compañeros de escala, como por ejemplo en capacidad de pasajeros: El Empress puede alojar a un total de 2.020 pasajeros en capacidad máxima si bien el pasado viernes a bordo sólo iban 600 turistas.




Más sobre esta triple escala en el siguiente post...


Cumbre europea (Parte 2)

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(Foto: Manuel Candal)


Como dije al comienzo de esta entrada la particular cumbre europea que tuvo lugar el pasado tres de mayo en la dársena herculina tuvo como invitados a un embajador alemán, uno italiano y otro español, pero como suele ser habitual en este tipo de naves, los tres protagonistas ocultan su verdadera nacionalidad bajo la siempre útil bandera de conveniencia y así el italiano dice ser panameño (MSC Poesia), el español súbdito maltés (Empress) y en el colmo del galimatías geográfico el alemán (AidaMar) ondea bandera ... ¡italiana!


(Foto: Manuel Candal)



Queda claro que las dos primeras son banderas muy "convenientes" pero en el caso del AidaMar la italiana no parece formar parte de ese grupo y hay que pararse un momento para explicar el porqué del uso de este pabellón. La razón de que este buque luzca bandera transalpina es que su naviera, Aida Cruises, pertenece a la compañía italiana Costa Cruceros (la del Costa Concordia entre otros), que registra todas sus naves en el puerto de Génova. Al respecto de este hecho y de la visita de uno de los compañeros de flota del AidaMar publiqué una entrada hace unos meses en la que hacía hincapié en lo del tema de la bandera. Les dejo el enlace a dicho post a continuación por si quieren echarle un vistazo: "Alemán, italiano..."


Vista de proa del AidaMar. Con cara de no haber roto nunca un plato.


Los cientos de curiosos que se acercaron a lo largo del día a la zona portuaria para contemplar el espectáculo de ver los muelles atiborrados de estas ciudades flotantes quizás clavaron sus miradas en el descomunal tamaño del MSC Poesía, que debido a su especial emplazamiento parecía estar atracado en mitad de los cantones, o en el soberbio AidaMar por su vistosa decoración exterior, pero yo voy a detenerme en un instante en el componente más pequeño del trío, el más discreto Empress, que estrenaba un nuevo "look" en la dársena coruñesa.




Hace ya unos meses los directivos de Pullmantur Cruises dijeron aquello de "renovarse o morir" y sometieron a toda su flota a un cambio estético notable al incorporar a todos sus barcos la nueva imagen corporativa de la compañía. El cambio ha sido radical, pasando los buques de lucir un casco inmaculadamente blanco con detalles en color rojo a tomar el color azul marino como predominante con tonos turquesa para los logos de la naviera y el nombre de la nave. La impresión que da este cambio de imagen para el caso concreto del Empress es que el buque se ha hecho "mayor"; ahora parece más serio, quizás porque y un casco pintado en tonos oscuros en este tipo de navíos siempre retrotrae inevitablemente a la época de los antiguos "liners".


El Empress con sus nuevos colores.


A mi modesto entender sus nuevos colores no le quedan mal pero personalmente apreciaba mucho la anterior imagen corporativa de la compañía donde la principal seña de identidad era la chimenea de color rojo coronada con una letra "Ñ", que simbolizaba la españolidad de la compañía. Quizás entre los motivos del cambio de imagen figure el hecho de que no corren muy buenos tiempos para la marca "España", quien sabe...



Antes y después: En estas dos imágenes, tomadas con un año de diferencia podemos el cambio sufrido en la chimenea del Empress con su aspecto anterior (arriba) y la actual (abajo).



La travesía que ha traido a nuestra ciudad al Empress es especial además de por ser la primera en la que este buque luce sus nuevas galas por otros muchos motivos. Como es habitual en las escalas de esta nave en los últimos años, su presencia en A Coruña viene acompañada del hecho especial de tratarse de una travesía que permite embarcar en el puerto gallego, iniciativa que la naviera comenzó en el 2010 y cuya apuesta ha mantenido desde ese año en nuestro puerto con dos travesías en cada ejercicio con bastante éxito. La del pasado 3 de mayo es la primera del 2013 pero el 22 de septiembre repetirá experiencia en los muelles herculinos.




Por si todos estos motivos no fuesen suficientes para destacar la escala del Empress por encima de las de sus dos compañeros de amarre también hay que destacar la travesía tan especial que estos días realiza el buque español. Se trata de un crucero temático de Eurovisión en el que habrá numerosas referencias al icónico festival de la canción con varias actividades relacionadas a bordo durante los 9 días de duración del viaje y que llevará a sus pasajeros a visitar los puertos de Bilbao, Le Havre (para visitar París), Dover (para visitar Londres), Ijmuiden (para visitar Amsterdam) y Hamburgo, hasta llegar finalmente a Malmö(Suecia), ciudad que este año acoge el famoso festival europeo de la canción.




Entre las actividades realizadas durante la travesía los pasajeros podrán demostrar sus conocimientos del festival compitiendo en un Trivial especial o participar en un pequeño Festival de Eurovisión a modo de talent show. Para los más atrevidos, se realizará un quiz musical sobre las mejores canciones de Eurovisión e incluso los más pequeños podrán vivir el espíritu del festival en las actividades del club infantil. Por supuesto no faltará un karaoke con las canciones más míticas del eurofestival como el "La la la" de Massiel o el "Waterloo" de Abba. La guinda al frikismo eurovisivo a bordo del Empress la pondrá el grupo El Sueño de Morfeo, representantes este año de nuestro país, que embarcarán en el puerto de Bilbao y que actuarán a bordo antes de su actuación en la ciudad sueca el próximo día 18.


El MSC Poesia se cruza a su salida con el mercante Amuesa.


Tras compartir amarre por unas horas, los componentes de de esta minicumbre europea en tierras gallegas comenzaron a desfilar por delante de la Torre de Hércules en busca de su siguiente destino. El primero en abrir camino fue también el primero en llegar y a las 17:00 horas el MSC Poesia ya enfilaba la canal norte en busca de su siguiente destino, el puerto de Bilbao. En ese mismo puerto se encontraría al día siguiente con el Empress, que media hora más tarde zarpaba con el mismo rumbo y con 200 turistas más a bordo que habían embarcado en A Coruña. El AidaMar por su parte se mostró más apegado a nuestra ciudad y no reemprendió la marcha hasta que el reloj indicó las 19:00 horas con destino a la ciudad francesa de Le Havre. Lo que para el común de los mortales es un rumbo norte de manual los buques de Aida Cruises lo covierten en una suerte de navegación libre que les lleva a realizar un extraño rumbo zigzagueante con su proa enfilando hacia nuestro faro romano. Suponemos que en algún momento de la ruta iría metiendo timón a estribor porque si no el viaje a Francia se les debió hacer muy pero que muy largo...




Y con el AidaMar y su aberrante rumbo perdiéndose en lontananza finalizó esta histórica jornada. Tras ver los llenos de vida por espacio de unas horas resultó raro volver a verlos vacíos aún cuando sabemos que en cuestion de pocos días otra proa majestuosa asomará tras el Castillo de San Antón. Lo de que coincidan tres ya es más complicado pero volverá a suceder este año; será, si las previsiones se cumplen, el próximo 1 de septiembre con los buques Club Med 2, Nautica y Ocean Majesty.


El Empress durante su salida de la ciudad.


Como es habitual, mi especial agradecimiento a mi amigo Manuel Candal por las fotos suministradas, algunas de ellas tomadas en plena maniobra de salida y a pie de protagonista cual unidad móvil en busca de la noticia.



Sol de domingo

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Tras un comienzo de mes frenético, con una escala doble el primer día de mayo y otra triple dos días más tarde, el pasado domingo 5 de mayo el puerto de A Coruña recuperó la cadencia normal de visitas de naves de pasaje y volvió a dar cabida a un único inquilino en sus muelles. En esta ocasión el protagonista fue el buque AidaSol de la naviera germana Aida Cruises. El barco alemán llegó a aguas coruñesas tras realizar la travesía desde el puerto de Lisboa y lo hizo tomándoselo con bastante filosofía, con velocidades que por momentos apenas llegaron a los 6 nudos pero hay que entenderlo; se trata de un viaje de placer y aquí las prisas quedan fuera de la ecuación.


El logo de Aida Cruises coronando la chimenea del AidaSol.


Aún con la parsimonia con la que el AidaSol se tomó la travesía llegó bastante temprano a las instalaciones portuarias y cuando el reloj marcaba las 07:00 horas la nave germana se encontraba ya maniobrando en aguas interiores para atracar por su costado de babor en el muelle de transatlánticos.


 Pese a ser alemán, el AidaSol luce bandera italiana y tiene a Génova como puerto de registro.


Construido en el año 2011 en los astilleros alemanes Meyer de Papenburg (Alemania), el AidaSol es el quinto componente de la Sphinx-Klasse o clase esfinge, que forman un total de siete unidades casi gemelas todas ellas construidas en los mismos astilleros y casi todas ellas muy frecuentes en nuestro puerto; baste como ejemplo de esta última circunstancia el que tan sólo 48 horas antes del AidaSol estuvo en A Coruña su gemelo AidaMar. Así que corrigiendo a muchos de los que cuando observan la llegada o la salida de este buque o de sus hermanos afirman que se trata de un único barco llamado Aida y que nos visita muchas veces les diré que en realidad son siete barcos distintos pero que externamente son casi iguales.


 


Y digo "casi" porque las siete naves no son idénticas. Las tres primeras (el Diva, el Bella y el Luna) se consideran clase esfinge mientras que las 4 restantes (el Blu, el Sol, el Mar y el Stella) son una modificación de los primeros ("clase esfinge modificada", lo que ustedes prefieran) en los que se ha producido un ligero aumento de tamaño al añadir cubierta y media más hacia la proa lo que se traduce en un mayor registro bruto de estas unidades respecto a las primeras. Por ese motivo el AidaSol aumenta casi 2.000 toneladas respecto al diseño original y llega a las 71.304.




La del pasado domingo es la cuarta escala que este navío realiza en nuestra ciudad tras debutar en septiembre de 2011 y no será la última de este año; el próximo 27 de diciembre los partes meteorológicos anuncian "sol" para toda la jornada y además con el aliciente de ser, si las previsiones se cumplen, la última escala del año en A Coruña. La del pasado día 5 finalizó a las 18:00 horas cuando el buque germano soltó amarras para poner rumbo a su siguiente destino, el puerto francés de Le Havre. Por supuesto lo hizo al más puro "estilo Aida", esto es, rumbo zigzagueante apuntando primero al sur para que los pasajeros pudieran contemplar la Torre y sus alrededores desde el barco antes de continuar rumbo norte. Alemanes, ya saben....




 

Malos humos

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El pasado miércoles día 8 el puerto de A Coruña recibió la visita de una nueva nave de pasaje, en esta ocasión se trató del buque Saga Sapphire en su segunda recalada del año a la ciudad herculina. El navío de bandera maltesa llegó a la ciudad poco antes de las 08:00 horas procedente del puerto de Southampton para dar la oportunidad a sus más de 700 pasajeros de descubrir los encantos de nuestra ciudad y alrededores. No es la primera entrada que escribo sobre esta nave (y espero que no sea la última) y tampoco es que haga falta leer cosas sobre él para darse cuenta de que no estamos ante un barco de nueva construcción; un simple vistazo a las fotos es más que suficiente para darse cuenta. Sin embargo en su anterior escala en el puerto de A Coruña, el pasado 16 de abril, se realizó una ceremonia a bordo con las autoridades, intercambio de regalos incluidos; lo propio en una escala inaugural pero que resulta bastante contradictorio teniendo en cuenta de que hablamos de un buque con 32 primaveras. Pero es que en el panorama crucerístico el Saga Sapphire es relativamente nuevo si bien eso de "nuevo" hay que ponerlo entre comillas.




...Más bien es de segunda mano (bueno, realmente tiene bastantes más) pero eso es lo que busca siempre su naviera, la inglesa Saga Cruises. No es que la compañía esté fundada por un grupo de "tacaños" que quieran ahorrarse un buen puñado de libras comprando barcos cochambrosos para hacer algo de dinero si no que es una compañía especializada en ofrecer viajes de placer a bordo de buques clásicos para un pasajero tipo que supera por lo general los 50 años de edad, y el negocio, iniciado en 1996, de momento funciona bastante bien. Pero como en cualquier "business" para mantenerse en la brecha hay que estar en constante evolución y la compañía se encuentra en la actualidad en un profundo proceso de renovación de la flota que comenzó hace ahora tres años con el adiós de uno de esos tesoros navales y símbolo de la naviera como era el Saga Rose que tras ser retirado del servicio activo y permanecer abandonado en Gibraltar acabó sus días siendo despiezado en un chatarrero chino para cabreo de aquellos que amamos a este tipo de navíos. Para principios del próximo año se repetirá la historia sólo que esta vez le tocará la china (nunca mejor dicho) al gemelo de nuestra querida Rosa, el Saga Ruby.


El tristemente desaparecido Saga Rose durante una de sus habituales escalas 
en la ciudad.


Claro que no sólo hay bajas; también hay fichajes. A finales de 2011 Saga Cruises compró un buque llamado Bleu de France que tras una profunda reforma y un cambio de nombre se convertiría en nuestro Saga Sapphire para unirse a la colección de "joyas" de la compañía británica. Por tamaño (37.000 toneladas) y por edad (32 añazos) el navío casa  bastante bien con la ideología "Saganiana" y en principio todo parecía propicio para que este "gran zafiro" se convirtiera en un gran éxito comercial, pero lo cierto es que el primer año de vida vistiendo sus nuevos colores ha sido cuanto menos complicado y, siguiendo con el símil, parece que el zafiro les ha quedado poco pulido.


La nueva imagen corporativa se Saga Cruises impresa en la chimenea del Saga Sapphire.


Hay que reconocer que si la cosa empezó torcida fue por causas ajenas a la naviera; tras su compra, la nueva adquisición de la compañía fue llevada a los astilleros Fincantieri de Palermo en noviembre de 2011 para realizar los trabajos de reforma en la nave que incluían entre otros la renovación total de los interiores, la adición de nuevos camarotes con balcón, el repaso de la maquinaria y el repintado y mantenimiento del casco. Los trabajos, que deberían haber durado 4 meses, se retrasaron más de lo previsto debido a una huelga en el astillero que tuvo como fatal consecuencia que el nuevo Sapphire no estuviese listo para su viaje inaugural, un crucero de 23 días que contaba con todos sus billetes vendidos desde hacía meses. Fue un gran contratiempo salvado con algo de improvisación pero que se convirtió en el pistoletazo de salida para el via crucis que iba a sufrir esta nave desde ese instante.


Durante su reconversión de Bleu de France a Saga Sapphire en Fincantieri.
 (Fuente: hjm-marine.com)


Con varios días de retraso sobre lo previsto el Saga Sapphire llegó a Southampton, punto de inicio de su crucero inaugural y que había sido pospuesto por unos días. A su llegada aún quedaba mucho trabajo por hacer en el interior de la nave y muy poco tiempo para acometerlo y como suele ocurrir y dicta la sabiduría popular recogida en el refranero español las prisas son malas consejeras; en una inspección realizada días antes de la partida del buque los funcionarios de la agencia marítima encontraron hasta un total de 55 deficiencias a bordo que iban desde la falta de información en los simulacros de incendio a la falta de elementos básicos en los botes salvavidas. Para cerrar el despróposito que se vívia esos días a bordo del Saga Sapphire durante un simulacro de emergencia dos miembros de la tripulación cayeron por la borda de un bote, aunque afortunadamente sin graves consecuencias.




Todas las deficiencias se pudieron subsanar a tiempo para el inicio del improvisado crucero inaugural pero los problemas no habían hecho más que comenzar; tan sólo unos días después de iniciar su travesía de debut para la Saga Cruises y tras una histórica escala en Ferrol (que se convirtió oficialmente en el primer puerto donde de el Sapphire hacía escala) las cosas empezaron a torcerse cuando el navío comenzó a dar problemas en uno de sus motores. Tras varios días renqueando más que navegando, el Saga Sapphire dijo "basta" en el puerto de Valencia y el crucero inaugural de tres semanas se dio por finalizado cuando no se llevaban ni 7 días. En la capital del Turia se acabaron las felices vacaciones para sus 752 pasajeros que fueron llevados de vuelta a sus casas e indemnizados con una buena suma además de la devolución de los gastos del viaje. La broma debió salirle cara a la compañía si tenemos en cuenta que los precios de este crucero oscilaban entre los 4.000 y los 12.000 euros, pero la mayor factura la pagó el prestigio de la compañía.




Los operarios de la naviera se pusieron a trabajar sin descanso para encontrar el fallo del motor, que se examinó minuciosamente pero pese a los esfuerzos y a que los recambios necesarios fueron llevados en avión rapidamente hasta Valencia el Saga Sapphire no pudo estar listo a tiempo y la compañía se vio obligada a cancelar también el segundo crucero. Más cancelaciones = más indemnizaciones = mayor desatre económico = gravísimo daño de imagen. 


El Saga Sapphire realizando el giro a la altura de la Medusa.


En ese momento comenzaron a surgir toda clase de rumores en torno a la figura del nuevo buque de Saga Cruises, incluso se llegó a decir que la nave sería retirada de inmediato del servicio comercial. Los más observadores ya se fijaron que a la salida del puerto de Southampton el primer día de su viaje inaugural que el Sapphire emitía una anormal cantidad de humo negro por su chimenea, lo que podría indicar el mal funcionamiento de algún componente mecánico. Ese mismo humo negro espeso también lo pudimos ver los que nos acercamos a ver al buque a su salida de Ferrol días después y francamente, sin entender mucho de temas mecánicos la cosa parecía bastante inusual.


 A su salida de Ferrol en abril del año pasado, la nueva adquisición de Saga 
nos deleitó con esta vistosa fumata negra, que dejaba a las claras dos cosas
no había acuerdo para elegir a un nuevo Papa y en la sala de máquinas 
del Sapphire algo no funcionaba correctamente. 
(Foto: Jose R. Montero)


Lo cierto es que con un inicio tan desastroso al Saga Sapphire sólo le quedaba remontar el vuelo y tras días de reparaciones el buque volvió a la carga sin experimentar más problemas. Parecía que las aguas volvían a su cauce hasta que las nubes negras (o más bien el humo negro) volvieron a sobrevolar la nave. A finales de junio el Sapphire sufrió un nuevo problema mecánico cuando se encontraba realizando un crucero por Noruega. El buque tuvo que permanecer en el puerto de Tromso durante varios días al detectarse un problema en uno de sus motores tras producirse un "blackout" (basicamente quedarse tirado en mitad del mar sin propulsión) mientras la nave se dirigía hacia uno de sus destinos.


Durante un crucero por Noruega el fatídico humo negro volvió a surgir de 
la chimenea del Saga Sapphire.
(Fuente: cruiselawnews.com)


Y en agosto más problemas. Durante el regreso a Inglaterra de un crucero por el Báltico el Saga Sapphire se vio obligado a navegar con un solo motor en ruta hacia a Dover aunque esta vez el percance no tuvo consecuencias en la programación de la ruta. Así que ya ven; en poco más de un año el parte de guerra tiene más entradas que las que hay en este modesto blog. Afortunadamente desde que comenzó 2013 parece que los delicados motores del Sapphire no le han vuelto a jugar una mala pasada y los cruceros se realizan con normalidad para alegría de sus pasajeros y alivio de su naviera.




La salida del buque de nuestra ciudad el pasado día 8 se produjo sin incidencias (y sin humo negro a la vista)  y tras realizar un giro a la altura del Castillo de San Antón el barco puso rumbo a su siguiente destino, el puerto de Gibraltar, adonde también llegó sin novedad. Al Saga Sapphire todavía le quedan varias escalas en A Coruña el presente año, la próxima tendrá lugar el 16 de octubre, si las previsiones se cumplen y no hay cambios de última hora. Habrá que estar atentos por si vemos humo negro en el horizonte...


El Sapphire "ahumando" toda Noruega el pasado año.
(Fuente: cruiselawnews.com)


Mi agradecimiento a mi buen amigo Jose Montero por prestarme material para la ilustración de esta entrada.



Ha nacido una estrella

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Mayo de 2013 quiere entrar en la historia del puerto de A Coruña como uno de los meses con más escalas de todos los tiempos y parece que tiene prisa por conseguir tal objetivo a juzgar por las múltiples escalas dobles y triples que se están sucediendo en los últimos días; ocurrió el día 1, se repitió dos días después, y de nuevo el pasado sábado día 11 volvieron a coincidir dos naves de pasaje en la ciudad. En esta ocasión los protagonistas fueron el Boudicca de la naviera Fred. Olsen Cruise Lines y el AidaStella de Aida Cruises, con el aliciente añadido de que éste último realizaba su escala inaugural en A Coruña.


Los dos protagonistas de la jornada frente a frente.


El barco de la naviera germana tenía ganas de debutar en aguas de Marineda y poco antes de las siete de la mañana se encontraba ya maniobrando en las instalaciones portuarias para atracar sobre su costado de babor. A bordo, procedentes del puerto de Dover, los más de 2.000 pasajeros esperaban ansiosos la colocación de la escala para poder bajar a tierra y descubrir los secretos de la ciudad a la que acababan de llegar.




La circunstancia de tratarse de la escala inaugural del AidaStella en nuestra ría quitó protagonismo al segundo componente del dúo, el Boudicca, que entró media hora más tarde procedente del puerto de Vigo en la que es la segunda escala del año por aguas herculinas de este archiconocido clásico tras la realizada el pasado 4 de abril. Puesto que, como digo, se trata de todo un habitual en nuestras aguas del que ya he hablado en multitud de ocasiones y en lo que queda de año tendremos oportunidad de volver a comentar cosas de él considero oportuno centrarme en esta entrada en el buque que debuta en nuestro puerto.




Acabado de construir hace apenas unas semanas, esta belleza de profundos ojos tiene unas medidas que imponen: 71.304 toneladas de registro bruto, 252 metros de eslora, 32.2 metros de manga, y 7.5 metros de calado. En sus 14 cubiertas de pasaje puede albergar a un total de 2.194 pasajeros en alguno de sus 1.097 camarotes y su tripulación está formada por 662 personas. Quizás a la vista de las fotos alguno no terminará de creerse lo del debut en la ciudad (creánselo, que hubo hasta ceremonia con autoridades a bordo y todo) y es que resulta imposible no recordar esa mirada. La cuestión es ¿Seguro que no nos hemos visto antes?...


El AidaStella "dándonos las largas".
(Foto: autor desconocido)


Seguro. Pero es evidente que hay gato encerrado; viendo esa cara tan familiar y sus archiconocidas formas es fácil darse cuenta de que nos hallamos ante un buque perteneciente a la Sphinx-Klasse, un grupo de 7 naves gemelas que nos tienen ya más que acostumbrados a sus numerosas visitas. En ese apartado el AidaStella es más de lo mismo; practicamente igual que el AidaSol que nos visitó hace 15 días o al AidaMar que nos visitó hace 17. La diferencia con los dos mencionados o con cualquiera de las otras 6 unidades que componen la Clase Esfinge es que nuestro protagonista de hoy es el que pone el colofón definitivo a esta saga. Puesto que cierra una página de oro de la reciente historia crucerística y es nuevo en nuestro puerto hay que darle a la escala toda la pompa que se merece y puesto que el buque es de reciente factura y tiene el nombre que tiene, esta vez el título del post me lo han dejado fácil: Ha nacido una estrella.


Chicarrón del norte: Pese a lo frío del ambiente(obsérvese el hielo flotando 
alrededor del barco) al AidaStella no se le amorataron los labios durante
 su salida de los astilleros.
(Fuente: Meyer Werft)


Y el parto no ha sido nada fácil. Tampoco más dificil que el de cualquiera de sus hermanos puesto que como todos ellos el AidaStella nació hace practicamente nada en Papenburg, una localidad de interior al noroeste de Alemania. Si piensan que acabo de cometer un gazapo al incluir la palabra "interior" en la frase se equivocan; la distancia existente entre esta pequeña localidad de la Baja Sajonia de 35.000 habitantes y el mar son unos 36 kilómetros, distancia invariable ya seas una bicicleta, un coche o, como en este caso, un enorme buque de crucero de más de 70.000 toneladas de desplazamiento.


El AidaStella sale del hangar donde fue construido, pero el mar aún está lejos...
(Fuente: Meyer Werft)


La búsqueda del mar por cada una de las criaturas que alumbran estos astilleros tan vanguardistas implica recorrer la enorme distancia hasta la costa a través de la única vía de escape posible, el río Ems, que serpentea durante casi 40 kilómetros en un viaje que cabría definir como tortuoso y plagado de obstáculos en forma de puentes, esclusas y otros peligros. Por si todas estas dificultades no fuesen suficientes los grandes buques de crucero salidos de los astilleros realizan el recorrido marcha atrás por razones de maniobrabilidad lo que, pese a la ayuda de varios remolcadores y de que la travesía está estudiada al milímetro, convierte el viaje en toda una aventura. También en toda una atracción turística para los habitantes de la zona y para los numerosos curiosos que se acercan para ver el espectáculo generando una fuente de ingresos en la región que crece a la par que los buques construidos río arriba. Todas estas dificultades no fueron una excepción en el caso del AidaStella, así que siguiendo con el símil de estrella recién nacida hay que decir que el parto reunía todos los requisitos para ser considerado de los dificiles: el neonato era grande y venía de nalgas.


(Fuente: www.spiegel.de)


Se podrían contar mil y un detalles curiosos sobre esta curiosa peregrinación fluvial en busca del agua salada pero por no alargarme demasiado les diré que hace cosa de dos años publiqué un par de posts en los que describía las características de estos particulares astilleros y de la peculiar travesía realizada por los buques allí fabricados. Por si quieren echarle un vistazo aquí les dejo los enlaces: "La historia de Meyer Werft" (parte 1)  y"La historia de Meyer Werft" (parte 2)




Tras brillar en el firmamento coruñés buena parte de la jornada del pasado sábado, el AidaStella soltó amarras a las 18:00 horas para poner rumbo al norte en búsqueda de su siguiente destino que en este caso era la bellísima ciudad de Santander, pero si les ha sabido a poco tendrán varias oportunidades de volver a ver a la última creación de la naviera Aida Cruises por nuestras aguas en alguna de sus 4 escalas previstas de aquí a final de año. El Boudicca por su parte decidió tomárselo con más calma, como queriendo disfrutar de todo el muelle de transatlánticos para el solito y permaneció amarrado hasta bien entrada la noche. Cuando el reloj marcaba las 23:00 horas puso fin a su escala (inusualmente larga) y tomó rumbo norte para dirigirse hacia la ciudad de Liverpool. Hasta el próximo 15 de septiembre no volveremos a ver a este clásico de los mares por nuestras aguas.






Cambio de aires

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El pasado miércoles 15 de mayo tuvo lugar una nueva escala de un buque de pasaje en el puerto coruñés con la visita del Seabourn Pride de la naviera Seabourn Cruise Lines. El pequeño navío llegó a la ciudad procedente de Lisboa pasadas las 07:00 horas atracando minutos más tarde en el muelle de transatlánticos para dar la oportunidad a sus exclusivos pasajeros de descubrir A Coruña.




Su reducido tamaño y sus líneas limpias nos recuerdan más a un yate privado que a una embarcación de pasaje convencional pero eso es exactamente lo que busca su naviera; que los afortunados que viajan a bordo de este majestuoso buque se sientan dueños de él. Es uno de los habituales en los muelles herculinos pero esta vez su escala viene cargada de novedades y es que este será el último año en que veremos al Seabourn Pride trabajando para su actual naviera.


(Foto: Jose R. Montero)


2014 será un año muy especial para este coqueto barco: Nuevos jefes, nuevos colores e incluso nuevo nombre. La naviera Windstar Cruises anunció hace ya algunas semanas la compra de la nave a sus actuales propietarios con el objetivo de incorporarla a su selecta flota de navíos a partir de mayo de 2014. Previamente a operar con su nueva compañía el buque será llevado a dique seco para realizarle una profunda reforma con el objetivo de renovar sus interiores y adecuarlo a los gustos de sus nuevos propietarios; esto incluirá un cambio de look externo para asumir sus nuevos colores corporativos y también un nuevo nombre: Star Pride. Los planes de compra no terminan en el Seabourn Pride; Windstar Cruises también ha incluido en la operación a los dos gemelos del Seabourn Pride, el Seabourn Spirit y el Seabourn Legend, cuya incorporación a su nueva naviera tendrá lugar en abril y mayo de 2015 respectivamente.




Windstar Cruises es una compañía del segmento premium especializada en cruceros a bordo de embarcaciones a vela uniendo en cada uno de sus travesías el concepto de navegación tradicional mediante este tipo de propulsión con el de lujo más exclusivo. Con la incorporación de los tres megayates ahora propiedad de Seabourn, la naviera diversificará su oferta ofreciendo varias opciones dentro del segmento del crucero de lujo. Pese a que pueda parecer que Seabourn se está desmantelando al deshacerse de una tacada de tres barcos la realidad no podría ser más distinta ya que el propósito de la naviera es operar unicamente con sus tres buques de nueva generación, el Seabourn Oddyssey, Seabourn Sojourn y Seabourn Quest, que pese a su mayor tamaño en comparación con nuestro protagonista de hoy mantienen la idea del yate privado. Desgraciadamnetes el cambio de compañía puede traer también un cambio de destino para nuestro Pride, a pesar de que este extremo todavía no esté confirmado, pero lo cierto es que Windstar Cruises no se prodiga mucho por nuestras aguas y su presencia en los últimos años ha sido muy puntual. Así en nuestras en A Coruña tan sólo hemos tenido la oportunidad de ver a una de sus criaturas, el espectacular Wind Surf.


El Wind Surf atracado en el muelle de Batería durante una de sus escalas en A Coruña.


A la espera de confirmar si veremos por nuestra ría a este pequeño pedacito de lujo flotante nos queda aún una última oportunidad de ver al Seabourn Pride en su configuración actual; será, si las previsiones se cumplen, el próximo día 28 de septiembre. Volviendo a la escala del pasado miércoles, y tras pasar gran parte del día atracado en la ciudad, a las 18:00 horas el Seabourn Pride soltó amarras para dirigirse al puerto de Gijón, destino un tanto inusual en los buques de crucero pero que casa con la ideología Seabourn de buscar lugares poco frecuentados por otras navieras. Esta vez la travesía no debió de resultar del todo placentera para los que iban a bordo y es que el mar de fondo hizo que la pequeña nave de pasaje fuera dando llamativos pantocazos tras superar el dique de abrigo que hicieron las delicias de los que nos encontrábamos en la costa contemplando la maniobra. Seguro que los pasajeros no estaban tan contentos...


El Seabourn Pride y el mercante Kaya Scan disfrutando del mar de fondo coruñés.
(Foto: Jose R. Montero)


Muchas gracias a mi buen amigo Jose Montero por proporcionarme algunas fotos para elaborar esta entrada.


De récord

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Jornada histórica la vivida el pasado jueves 16 de mayo en el puerto de A Coruña con la presencia conjunta de dos de la mayores naves de crucero que operan actualmente en Europa: el Ventura y el Independence of the Seas. Si por separado la presencia de cada uno de ellos en nuestra ciudad es un hecho destacable, su coincidencia atracados por unas horas en nuestros muelles se convierte en todo un acontecimiento histórico. Lo es pese a que empezamos a estar bastante acostumbrados a que se produzcan escalas dobles en el puerto pero cuando el tamaño del dúo llega a las dimensiones que tienen estos dos colosos de la navegación la fecha es digna de recordar.


Ventura (izqda) e Independence of the Seas (drcha) haciendo historia 
en el puerto coruñés.


Histórico y de récord porque la presencia de estas dos megaciudades flotantes atracadas al unísono por espacio de unas horas pulverizó varios registros en la rada coruñesa; el más importante fue el récord de pasajeros desembarcados en una sola jornada: los 7.000 turistas que sumaron entre Ventura e Independence of the Seas suponen un nuevo registro récord en la historia del puerto herculino superando la anterior marca de hace sólo unos días establecida en la escala triple del AidaMar, Empress y MSC Poesia.


(Foto: Manuel Candal)


No fue la única marca que se batió en la jornada del pasado jueves. El tamaño mastodóntico de ambas naves hizo que una de ellas, en este caso el Ventura, tuviera que buscar acomodo en el muelle de Calvo-Sotelo Sur convirtiéndose en el buque más grande jamás amarrado en esa ubicación. Ya lo ven, todo un día histórico.


El Ventura batiendo récords en Calvo-Sotelo Sur.
(Foto: Manuel Candal)


La jornada crucerística comenzó poco antes de las siete de la mañana. A esa hora y procedente de Gibraltar hacía acto de presencia el inglés Ventura de la naviera P&O en la que supone su segunda escala de las ocho que este navío tiene previstas realizar durante este 2013 en A Coruña. La maniobra de atraque esta vez se prolongó más de lo habitual debido a las especiales condiciones de dificultad que tiene el amarre de un buque de este tamaño en el muelle de Calvo-Sotelo Sur, lo que exigió gran pericia por parte de los profesionales de la dársena coruñesa. Una vez más un gran trabajo tanto de amarradores como de los prácticos del puerto coruñés.




Con el Ventura ya firmemente asegurado a los norays, era el turno del Independence of the Seas. Éste se hizo esperar algo más y hasta media mañana no pasó por delante de la Torre de Hércules procedente de Funchal en la que es su primera escala de las tres que tiene previsto realizar en nuestra ciudad hasta final de año, a diferencia de los dos anteriores donde su presencia en nuestra ría era muchísimo más habitual. La maniobra de atraque en este caso fue bastante más rápida que la de su compañero de profesión y poco después de las once de la mañana el soberbio ingenio mecánico propiedad de la navieraRoyal Caribbean se encontraba comodamente instalado en el muelle de transatlánticos con su enorme proa señalando hacia el centro de la ciudad. Con la finalización de la maniobra del impresionante Independence estaban presentas todos los protagonistas del día; bueno, quizás faltó uno: el buen tiempo.


El Independence of the Seas a su llegada a la ciudad.
(Foto: Manuel Candal)


Y es que la jornada, en lo climatológico fue casi invernal, con frío, viento y bastante lluvia, lo que provocó que muchos pasajeros no bajaran de sus respectivas mansiones flotantes con el consiguiente perjuicio económico para los comercios locales que no pudieron aprovechar la estupenda oportunidad que suponía la llegada de tan ingente cantidad de turistas por vía marítima. Otra vez será.




Y es una lástima porque la escala en A Coruña de Ventura e Independence of the Seas era la última antes de poner fin a sus travesías correspondientes un día después en el puerto de Southampton y diversos estudios apuntan a que en el caso de los turistas británicos (como los de estas dos naves) la última escala antes de finalizar el crucero suele ser en la que los pasajeros gastan más dinero. La razón es doble: por un lado supone la última oportunidad para comprar los ansiados souvenirs, la prueba oficial de la realización de un viaje. Por otro lado en esa última escala los turistas aprovechan para gastar todos los euros que les quedan para no tener que realizar el cambio a libras esterlinas al desembarcar en el Reino Unido.




Tras pasar buena parte de la mañana en los muelles a primera hora de la tarde comenzaron los preparativos a bordo para reemprender la marcha. El primero en llegar fue también el primero en marcharse y cuando el reloj marcaba las 16:00 horas el Ventura comenzó a moverse lenta pero agilmente para poner rumbo norte ya en aguas abiertas en busca de las islas británicas. Con el mismo destino que el Ventura, pero con un par de horas de diferencia zarpó el Independence of the Seas dando atrás hasta sobrepasar el Castillo de San Antón donde realizó un grácil giro para, una vez superado el dique de abrigo perderse en el horizonte. Fue la despedida a una jornada que quedará para siempre en los libros de historia de la ciudad..... pese al mal tiempo.


(Foto: Manuel Candal)


Por último mi especial agradecimiento a Manuel Candal por suministrarme muchas de las magníficas fotos que ilustran esta entrada.





La belleza de lo funcional

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El pasado martes 21 de mayo tuvo lugar una nueva visita al puerto de A Coruña con la recalada del Costa NeoRomantica, que suma la escala número 14 de este tipo de tráficos en lo que va de mes. El buque perteneciente a la naviera Costa Cruceros llegó a la dársena herculina pasadas las seis de la tarde procedente del puerto de Vigo para permanecer tan sólo una hora atracado en el muelle de transatlánticos. Pese a que pueda parecer una escala un tanto extraña los buques de la naviera italiana nos tienen bastante acostumbrados a esta "jugada" en aguas gallegas; la idea es atracar a primera hora de la mañana en la ciudad olívica para permitir a los pasajeros que lo deseen realizar las excursiones programadas, después el barco zarpa inmediatamente destino a A Coruña realizando aquí otra rápida parada para recogerlos y proseguir el viaje; de esta manera la compañía se ahorra su buen dinero en tasas de atraque.




Como digo fue sólo una hora de escala pero esos 60 minutos son una excusa suficiente para contarles algunas curiosidades sobre este barco de estética tan peculiar. Porque bonito, lo que se dice bonito no es, para que nos vamos a engañar. Tampoco lo llamaré feo; digamos pues por ser politicamente correctos que el Costa Neoromantica tiene la belleza de lo funcional dejando lo meramente estético relegado a un segundo plano. A fin de cuentas una nave de pasaje debe ser bella por dentro y no necesariamente por fuera. Claro que su aspecto, como casi todo en esta vida, tiene un por qué y para explicarlo tendré que remontarme a finales de la década de los 80 (no se preocupen, prometo ser breve).


Costa NeoRomantica: La historia del patito feo a la inversa.


Por aquellos años la naviera Costa Cruceros se hallaba inmersa en una época de grandes cambios. La nueva directiva de la naviera pretendía dar nuevos bríos a la compañía enfocando su producto hacia una clientela más joven y para llevar a cabo tal cometido debía tener lugar una profunda renovación de su anticuada flota. Por ese motivo se encargó a los astilleros Fincantieri la construcción de dos buques gemelos de unas 50.000 toneladas de desplazamiento y capacidad para 1.500 pasajeros cada uno; al proyecto se le conoció como "Euroluxe concept". A finales de 1991 entró en servicio el primero de esos buques, el Costa Classica, con un registro bruto de 52.926 toneladas mientras que su hermano y protagonista de hoy, el Costa Romantica vio la luz un año después. Pese a ser gemelos y tener calcadas muchas de sus medidas (220.5 metros de eslora, 30.8 metros de manga y 7.6 metros de calado) el Romantica es ligeramente más grande que el Classica ya que desplaza por aquel entonces 53.049 toneladas. Puede que tales dimensiones nos parezcan discretas hoy en día pero por aquella época los nuevos buques de Costa Cruceros eran dos auténticos gigantes en el mundo crucerístico y los mayores buques de pasaje italianos de todos los tiempos.




El Costa Romántica nació siendo un buque bonito, o al menos más bonito que ahora, con un conjunto de 3 chimeneas agrupadas coronando la estructura como su principal seña de identidad, y lucía muchas de las típicas características del buque de pasajeros construído en la década de los 90 como por ejemplo las alas del puente abiertas entre sus principales rasgos, además la tendencia hacia lo que hoy llamamos peyorativamente "cajones flotantes" comenzaba a vislumbrarse pero sin llegar a los extremos de hoy en día donde en muchos casos resulta difícil diferenciar si nos hallamos ante un barco o ante un enorme bloque de edificios. Por lo pronto a nuestro prota de hoy (y también a su cuasigemelo) pese a tener formas muy masivas tuvieron el detalle de colocarle ojos de buey en lugar de ventanas.


Un vistazo al cuasigemelo del Romantica, el Costa Classica, nos sirve para ver 
el aspecto con el que fueron concebidas estas naves. Destaca la triple chimenea, 
la cubierta circular coronando el buque hacia la proa y los muchísimos ojos 
de buey perforando el casco. Premio para el que encuentre alguno de los escasos 
camarotes con balcón privado.


El paso de los años trajo un sinfín de nuevos barcos para la flota de Costa Cruceros, sobre todo a partir del año 2000 cuando la naviera italiana quedó englobada en el gigante crucerístico norteamericano Carnival Corp. El Costa Classica y el Romantica, otrora ejemplos de modernidad, fueron rapidamente superados por las nuevas unidades de la compañía y con poco más de 10 años sobre sus cuadernas se quedaron obsoletos. Con varias naves en construcción en diversos astilleros parecía que el lugar de estos dos barcos estaba lejos de Costa, de hecho se les llegó a colgar el cartel de "transferibles", pero pese al interés puntual de alguna naviera ninguno fue vendido. A la vista de la situación, a finales de 2010 la compañía italiana  decidió renovar ambos buques para darles un aspecto más actual.




Uno de los principales motivos por el que estos dos barcos habían quedado tan desfasados con apenas una década de vida fue la rápida evolución de la tendencia crucerística hacia los camarotes con balcón exterior, cualidad que no presentan las naves construídas en los 90; de hecho el Costa Romantica apenas tenía 10 camarotes con esta característica del total de 678 con los que fue construído. El proyecto de renovación se inició con el Costa Romántica, que fue enviado al dique seco a finales de 2011, pero los trabajos ya habían comenzado un año antes llevando a cabo un exhaustivo estudio de todos las modificaciones a realizar en el navío, que no fueron pocas. Para empezar el buque ha aumentado su capacidad de pasaje con la adición de 111 nuevos camarotes situados la mayor parte de ellos en las dos nuevas medias cubiertas que se han instalado en la proa del buque para lo cual se ha tenido que eliminar una de las principales señas de identidad del Romantica; la discoteca en forma circular que coronaba la nave en su parte delantera. Además de los nuevos camarotes, muchos de los ya existentes han pasado de ser individuales a dobles con lo que la capacidad total del barco se ha incrementado en casi 250 pasajeros.


¡Tripas fuera!: El Costa Romantica durante los trabajos de reconstrucción llevados 
a cabo en Génova a principios de 2012. Las nuevas cubiertas ya están en su sitio 
pero todavía queda mucho por hacer.
(Fuente: 7seasvessels.com)


El problema del déficit de camarotes con balcón se ha paliado agregando estas terrazas a un total de 150  camarotes ya existentes y en buena parte de los añadidos en las nuevas cubiertas de manera que, sin llegar a los porcentajes  habituales de este tipo de camarotes presentes en otras naves, al menos el nuevo Romantica si que puede hacer frente a esta demanda. La adición de estos balcones es quizás lo que ha provocado el mayor cambio estético en el exterior de la nave. Evidentemente agregar dos medias cubiertas y terrazas en muchos camarotes supone un aumento de peso considerable. Para minimizar este efecto los ingenieros de los astilleros italianos han construído dichas cubiertas en aluminio, un material más caro pero cuya ligereza permite evitar un sobrepepso importante; aún así el ahora llamado Costa NeoRomantica tiene ahora unas 3.000 toneladas más de arqueo bruto y su calado ha aumentado varios centímetros por lo que su línea de flotación ha tenido que ser modificada.


 En la parte central del buque y a ambos costados se han añadido balcones 
en algunos camarotes.


Claro que no todo ha sido añadir; también ha habido que quitar alguna estructura y además de la discoteca situada en el tope del barco también se ha eliminado el teatro de la nave para dar cabida al Samsara Spa y sus 4.200 metros cuadrados con salas de tratamiento, a un gimnasio y a un restaurante temático. Y esto sin entrar a hablar de todas las reformas técnicas llevadas a cabo: instalación de nuevos generadores para aumentar el suministro de energía, una nueva hélice de proa que se suma a las dos existentes, renovación de toda la iluminación del barco por bombillas LED, etc...Fueron tan profundos los cambios, que los directivos de Costa creyeron necesario incluso cambiarle el nombre a la nave y por eso en vez de Costa Romantica ahora podemos leer una plaquita con lo de "neo" sobre la denominación original. En total los trabajos tuvieron un coste aproximado de unos 90 millones de euros y la reforma se llevó a cabo en 4 meses, justo a tiempo para empezar la temporada 2012, un año que se presentaba muy prometedor para la naviera transalpina hasta que llegó el 13 de enero....



Arriba: Pese a los múltiples cambios la triple chimenea, uno de los principales santo y seña de la nave,  permanece.
Abajo: Las dos nuevas medias cubiertas del Neoromantica afean completamente la figura de la buque italiano.



Ese día la imprudencia de Francesco Schettino provocaba el choque y posterior embarrancamiento del Costa Concordia en Isola de Giglio con el dramático resultado de 32 muertos. A la fatal desgracia de la pérdida de vidas y al desprestigio que el accidente trajo sobre la imagen de la naviera, a nivel operativo Costa quedaba muy tocada al perder una nave con capacidad para 4.000 pasajeros. La compañía recibió un segundo mazazo varias semanas después cuando otro de sus buques, el Costa Allegra pidió la jubilación anticipada al dejar tirados a sus 800 pasajeros en mitad del océano durante un crucero por el Índico. En pocos días la naviera perdió dos navíos y un total de 5.000 plazas para operar cruceros. Imposible hacer frente a los viajes ya contratados, las cancelaciones fueron inevitables y las pérdidas, millonarias.




Con el Concordia semihundido en Italia, el Allegra clinicamente muerto en Seychelles y el Romantica en quirófano, Costa Cruceros se vio obligada a buscar un buque sustituto deprisa y corriendo para paliar el déficit de camarotes por lo que se hicieron con los servicios del Voyager, de la española Iberocruceros al que rebautizaron como Costa Voyager. El peor año en los casi 160 de historia de la naviera transalpina sólo tuvo un momento de felicidad cuando el nuevoCosta NeoRomantica finalizó su reforma y volvió al servicio activo en el mes de febrero.




Pese a que la vuelta de esta nave a sus rutas supuso todo un bálsamo para la tocada moral de Costa Cruceros, su reconstrucción no dejó satisfecho a todo el mundo y las voces críticas comenzaron a surgir a la vista de las primeras imágenes del buque recién salido de los astilleros, y es que todos los cambios han dado lugar a que su aspecto exterior sea bastante controvertido. Con tanto apéndice añadido el Costa NeoRomantica tiene ahora una apariencia completamente desgarbada y para muchos la reforma lo ha convertido en un engendro que a los ojos de sus propietarios será muy práctico pero esteticamente lo apartan muy mucho del esbelto aspecto que tenía en origen. De momento la polémica reforma no se ha llevado a cabo en su gemelo, el Costa Classica.


(Foto: Manuel Candal)


Volviendo al pasado martes, y tras haber recogido en apenas tres cuartos de hora a la mayoría de sus pasajeros que habían bajado a tierra en Vigo, el Costa NeoRomantica volvió a hacerse a la mar poniendo proa al norte para dirigirse al puerto de Dover. De momento no hay previstas más visitas de este gigantesco patito feo en nuestro puerto para los próximos meses y si bien esta última visita fue vista y no vista al menos nos permitió ver a un buque no muy frecuente por estas aguas. ¿Bonito? quizás no lo sea o puede que lo sea a su manera, de todas maneras que importa eso; ¿acaso no dicen que la belleza está en el interior?...




Agradecimientos a Manuel Candal por su inestimable aportación en forma de fotografías.



Por poco no lo cuento

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El pasado jueves 23 de mayo tuvo lugar en A Coruña una visita de renombre, de las que se dan de vez en cuando en la dársena herculina y es que el protagonista de la jornada fue uno de esos navíos de los que dan lustre a cada puerto en el que recalan. Les hablo del Saga Ruby, el clásico e icónico buque de la naviera Saga Cruises que permaneció unas horas atracado en el muelle de transatlánticos. El legendario navío llegó a la ciudad poco después de las 9:00 horas procedente del puerto de Cádiz para darle la oportunidad de conocer nuestra urbe a todos aquellos de sus 650 pasajeros que lo quisieran.


(Foto: Manuel Candal)


Quizás a la vista de las fotos o al verlo in situ muchos podrían pensar que por su discreto tamaño este barco debería pasar desapercibido pero lo cierto es que nos hallamos ante una de esas joyas navales (nunca mejor dicho teniendo en cuenta de que se trata literalmente de un "rubí") que ya escasean en los mares y a ello hay que sumarle la especial trascendencia que 2013 tiene para esta bellísima nave.


Fumata blanca en el Saga Ruby.
(Foto: Jose R. Montero)


Como suele ser habitual cada ejercicio, este año destaca en el mundillo crucerístico por algún que otro brillante debut y también por alguna triste despedida. Dentro de estas últimas la del Saga Ruby es la más importante y es que tras 40 años de carrera comercial 2013 será el del adiós para esta leyenda de los mares. Bueno, realmente el Ruby llegará a "comerse el turrón" pero poco más ya que su última singladura concluirá el día de reyes con una fastuosa ceremonia de despedida en el puerto de Southampton tras un viaje transatlántico de 31 días de duración y en el que A Coruña tendrá su lugar destacado al convertirse en el puerto elegido como la última escala oficial para esta vieja dama.


(Foto: Carlos Rapela)


Pese a que los actos de ese día llevan ya meses planificados incluso con todos los billetes de esa última travesía ya vendidos lo cierto es que todo estuvo a punto de irse al garete por culpa de una inoportuna avería sufrida a principios de este año. Cuando ya todo estaba listo para iniciar la que sería la última vuelta al mundo del Saga Ruby, con los pasajeros próximos a embarcar y las provisiones a bordo, se detectó un problema en la veterana maquinaria de la nave. La tripulación se puso a trabajar rapidamente con el objetivo de subsanar el defecto a tiempo de cumplir con el horario previsto pero tras varios días tratando de solucionar la avería y ya con cierto retraso acumulado sobre la fecha inicial de salida finalmente se llegó a la conclusión de que los daños eran demasiado serios y que el viaje debía ser suspendido. La culpa la tenía un cigüeñal roto y no era lo único hecho trizas; también las ilusiones de los 650 pasajeros que veían como se esfumaba el sueño de realizar el viaje de su vida a bordo de uno de los más bellos navíos aún supervivientes y el último buque de pasaje construido en el Reino Unido.




Desde el día mismo que se supo del problema mecánico los trabajos para volver a hacer latir el corazón del Saga Ruby no tuvieron descanso. El mundillo crucerístico miraba con preocupación hacia el sur de Inglaterra si el paciente daba señales de vida porque había precedentes que no ayudaban a albergar grandes esperanzas; en muchas ocasiones las graves averías mecánicas de algunos buques hacia su fase final de carrera comercial los habían condenado a una muerte anticipada e injusta. Así fue como murió no hace mucho el Costa Allegra, por ejemplo. Con el paso de los días seguían sin llegar noticias desde Southampton hasta que por fin a mediados de mes el portavoz de la naviera anunciaba que el Saga Ruby volvería a la actividad comercial a finales de febrero. La comunidad crucerística entonces pudo respirar tranquila.


  El faro de Mera es testigo de la salida del Ruby. En la foto también podemos 
ver a mi amigo Jose Montero lanzandole una buena ráfaga al navío de Saga Cruises.


Después de arruinarse su última vuelta al mundo y tras concluir con éxito la reparación de la máquina con unos trabajos que se prolongaron por espacio de 6 semanas, finalmente el 20 de febrero el Saga Ruby soltó amarras para iniciar la que debería haber sido su última circumnavegación al globo y que fue reducida a un viaje de 66 noches recorriendo Tenerife, Cabo Verde, Río de Janeiro, Buenos Aires o Ciudad el Cabo como paradas más relevantes. Mientras transitaba lentamente por el río Test los fuegos artificiales iluminaron el cielo de la ciudad inglesa para despedir al mítico Ruby, que correspondió a los honores haciendo sonar su bocina como diciendo: "por poco no lo cuento". Hubiese sido bastante injusto que un navío de leyenda como éste hubiese tenido un final tan ingrato. Tras esta última gran travesía, de comienzo tan accidentado el Saga Ruby volvió al viejo continente el pasado 27 de abril para iniciar su última temporada de cruceros por Europa.


A diferencia de sus compañeros de flota, el Saga Ruby mantiene en la chimenea 
los colores clásicos de Saga Cruises.
(Foto: Carlos Rapela)


Un fallo de fiabilidad tan grave como el sucedido a principios de año en cualquier otro barco se hubiese traducido en una avalancha de cancelaciones para los posteriores cruceros pero en éste no; los "saganianos" son una especie aparte y perdonan este tipo de pecadillos, "achaques de la edad" dicen, de manera que la mayoría de rutas del Saga Ruby para este año, su último año, gozan de un excelente nivel de ocupación cuando no están completas ya. Desgraciadamente en ninguna de las restantes travesías figura el nombre de A Coruña como puerto de escala por lo que tendremos que aguardar ansiosos a ese 5 de enero del 2014 para volverlo a ver en el día de su despedida. Seguro que será una jornada memorable con una extraña combinación de emociones y será inevitable ver escaparse alguna que otra lágrima.




Volviendo al pasado jueves y tras pasar gran parte de la jornada atracado en el corazón de la ciudad en un día con una climatología de lo más deprimente, cuando el reloj marcaba las cinco de la tarde el Saga Ruby volvió a hacerse a la mar en dirección a Southampton haciendo sonar su silbato por tres veces con un estruendo que resonó por toda la bahía. Echaremos de menos ese sonido y la próxima vez que lo volvamos a oir contendremos la respiración a sabiendas de que será la última vez que escuchemos su grave y legendaria voz retumbar en todos los rincones de la ciudad y que al tercer pitido se hará el silencio para siempre.




Para acabar quisiera dar las gracias a todos aquellos que han aportado fotos para la elaboración de esta entrada, que en esta ocasión no han sido pocos: Manuel Candal, Jose Montero y Carlos Rapela, éste último colaborando por primera vez en el blog. ¡Bienvenido!.



Las distintas caras del lujo (Parte 1)

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A lo largo del mes de mayo han sido muy habituales las escalas dobles (y triples en algún caso) de buques de pasaje en el puerto de A Coruña. La jornada del pasado día 26 volvió a contar con la presencia de dos naves de este tipo atracadas al unísono en los muelles herculinos; en este caso los protagonistas  fueron el pequeño y poco habitual en nuestras aguas Hanseatic y el sofisticado y más frecuente Seven Seas Voyager.


Los dos protagonistas del día juntos en el muelle de transatlánticos.


Ambos navíos llegaron a primera hora de la mañana y procedentes del mismo destino, el puerto de Leixoes por lo que realizaron la ruta practicamente en convoy. El primero en llegar a las instalaciones portuarias fue el Hanseatic de la naviera germana Hapag-Lloyd, con un adelanto de unos minutos respecto a su compañero de viaje y poco después de las 07:00 horas se encontraba ya amarrado a los norays del muelle de transatlánticos. Una vez finalizada la maniobra del pequeño buque alemán fue el turno del ultralujoso Seven Seas Voyager de la naviera Regent Seven Seas Cruises que realizó un giro de 180 grados para atracar dando atrás por la popa del Hanseatic. Puesto que, como dije al comienzo el Hanseatic es bastante menos frecuente en nuestra ciudad que el Seven Seas Voyager le daré algo más de protagonismo en este post.


El Seven Seas Voyager llegando a la dársena coruñesa.


El Hanseatic es uno de los cinco buques que en la actualidad conforman la flota de la naviera Hapag-Lloyd, uno de esas compañías ilustres en el mundillo naval, y sin tratarse de la unidad más exclusiva de tan prestigiosa naviera (honor que recae a partes iguales en el Europa y su hermano recién llegado Europa 2) lo cierto es que este pequeño barco ostenta una posición muy destacada en el organigrama de la compañía por muchos motivos. Una de sus mayores curiosidades es que hasta hace ahora 2 años el Hanseatic no lucía los colores de Hapag, a diferencia de sus compañeros de marca, lo que le otorgaba un caracter diferenciador. Para explicar el por qué de esta particularidad como siempre hay que remontarse unos años atrás.


El Bremen y el Hanseatic (al fondo) dándose un gélido bañito. Pese a que los 
dos buques pertenecen y trabajan para la misma compañía, la Hapag-Lloyd,
hasta no hace mucho lucían colores distintos.
(Fuente: cruise-international.com)


Concretamente al año 1991, fecha en la que los astilleros Rauma de Finlandia finalizaron la construcción de un pequeño buque de pasajeros muy especializado para la naviera Society Adventurer Shipping Company y que fue bautizado como Society Adventurer, sin embargo problemas de índole económica hicieron que el barco nunca navegase bajo esta denominación y que tras varios meses de espera fuera comprado por la Hanseatic Tours, que lo rebautizó con su actual nombre, una denominación muy conocida en la historia de la navegación marítima al ser el cuarto gran buque de pasaje en utilizarla.


La denominación Hanseatic tiene mucha tradición en la historia marítima. 


Quizás en este caso no se puede hablar de gran buque, al menos en lo que al tamaño se refiere: el actual  Hanseatic actual tiene 8.378 toneladas de registro bruto, 122.8 metros de eslora, 18 metros de manga y un calado de 4,9 metros. En sus 7 cubiertas alberga a un total de 194 pasajeros en capacidad máxima, todos ellos alojados en camarotes exteriores aunque sin balcón privado y su tripulación está formada por 122 personas. Esta cifras de capacidad le dan al buque alemán un ratio pasajero-tripulante de 1.5, uno de los más bajos de la industria crucerística. El buque está abanderado en Bahamas.




La cifra de pasajeros y tripulación ya nos da una pista de que no nos hallamos ante un buque convencional, y es que no nos debe engañar su rudo aspecto: el Hanseatic es un barco de lo más exclusivo, tanto o más que su coqueto compañero de amarre del pasado domingo en el muelle herculino. Lo que pasa es que su habitual lugar de trabajo le exige "vestir" un traje  algo más robusto y con menos glamour del que luce el Seven Seas Voyager. Ahí donde lo ven el Hanseatic es un buque de categoría E4, la más alta que puede alcanzar una nave de este tipo para navegar entre hielos. Un tipo duro, vamos. Sus soberbias características lo convierten en uno de los más reputados buques de expedición de la industria crucerística, un hueco del mercado que ofrece una travesía diferente para aquellos que no buscan estar tomando el sol en una tumbona ni dándose baños en la piscina de a bordo si no que prefieren la experiencia de navegar por los rincones más salvajes e inhóspitos del planeta tales como las zonas polares. ¿Entienden ahora por que no hay camarotes con balcón privado?.


El Hanseatic plantándonos cara.


Balcones no hay pero piscina si, aunque es una de las pocas concesiones al ocio tradicional que nos podemos encontrar a bordo de esta nave: no hay casino, ni discoteca, ni la mayoría de las opciones de entretenimiento habituales en la mayoría de buques de la industria crucerística. En su lugar tenemos como alternativas conferencias sobre naturaleza impartidas por profesionales, visitas guiadas a la sala de máquinas del navío (es uno de los pocos barcos de crucero que permite hacer ésto) o recorridos a través del mar helado a bordo de zodiacs.


Sobre una de la cubiertas superiores se pueden ver parte de las 14 zodiacs 
con las que cuenta el Hanseatic para que sus pasajeros puedan navegar entre el hielo.


Más cosas sobre este insólito barco en la siguiente entrada...




Las distintas caras del lujo (Parte 2)

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El Seven Seas Voyager maniobra durante su atraque en presencia del Hanseatic.


Continuamos con el relato de la escala doble del pasado domingo 26 de mayo. En la anterior entrada les comenté algunas peculiaridades sobre uno de los protagonistas de esa jornada, el Hanseatic, cuya inusual presencia en nuestros muelles en comparación con su compañero de amarre de ese día, el Seven Seas Voyager hizo que centrara mi atención en el primero de ellos dejando en un segundo plano al "viajero de los siete mares". Siendo habitual en nuestras aguas la presencia del Voyager ya habrá tiempo en los próximos meses de hablar con más detalle sobre él por lo que en este post les contaré alguna curiosidad más sobre un buque tan especial como el Hanseatic, un barco de expedición acostumbrado a navegar por las regiones polares del globo.


Colores corporativos de la Hapag-Lloyd en la chimenea del Hanseatic.


Evidentemente navegar entre hielos supone un mayor riesgo que hacerlo por otras rutas más convencionales  como el Caribe y el Mediterráneo y ello se traduce en una mayor posibilidad de salir en los periódicos; un vistazo rápido al historial de accidentes de este barco sirve para ver que el Hanseatic tiene más cicatrices que un torero, aunque viéndolo en perspectiva resulta de lo más lógico y normal teniendo en cuenta las aguas tan peligrosas que frecuenta la mayor parte del año.




De las múltiples "desavenencias" que el Hanseatic ha tenido con el hielo ninguna ha tenido consecuencias fatales pero en varias ocasiones si que se ha visto obligado a una varada para arreglar los desperfectos. Por citar los incidentes más importantes diré tres: el primero de ellos tuvo lugar en agosto de 1996 en la isla King William (Canadá), donde el buque permaneció encallado tres días y los pasajeros tuvieron que ser evacuados por el rompehielos ruso Kapitan Dranitsyn. Poco antes de cumplirse un año de este accidente el Hanseatic volvió a encallar, esta vez en aguas de Spitzbergen (Noruega) siendo reflotado a los 4 días y llevado a reparar tras evacuar a todos sus pasajeros.


Hanseatic "on the rocks" en Spitzbergen.
(Foto: Bjorn Frantzen)


El último accidente relevante de esta nave sucedió en agosto de 2005 cerca de Luroy (Noruega) y en él la colisión contra un témpano de hielo provocó un agujero en el casco del Hanseatic de unos 5 metros (lo que se le llama en el argot "hacer un Titanic") aunque a pesar de los graves daños el buque pudo ir por sus propios medios a un puerto cercano a desembarcar a sus pasajeros y ser a continuación reparado. Si todos estos accidentes se han saldado sin mayores consecuencias se debe en gran medida por el casco especialmente reforzado que presenta el buque para navegar por estas aguas inhóspitas. Al lado del "curriculum" que presenta el Hanseatic el Seven Seas Voyager ha tenido una vida de lo más tranquila aunque evidentemente los riesgos asumidos en las travesías habituales de uno y otro navío no son comparables.




No me he olvidado de la historia de los colores del Hanseatic que mencioné al principio de la anterior entrada. Como comenté en ella el barco fue construido inicialmente con el nombre de Society Adventurer si bien nunca navegó con esa denominación por la quiebra de la compañía que lo había encargado. Cuando el buque se encontraba todavía sin acabar fue comprado por la Hanseatic Tours, una compañía recién creada por Dirk Moldenhauer, un antiguo capitán de la naviera Hamburg Atlantik Line, una compañía alemana mítica de la época dorada de los grandes transatlánticos. Moldenhauer adquirió los derechos para poder  utilizar los colores corporativos de esta antigua naviera ya desaparecida además de poder usar la denominación "hanseatic" en su nueva aventura empresarial y con esa imagen comenzó su carrera el Hanseatic, con unos colores prestados de una compañía extinta.


Moldenhauer adquirió los derechos para poder usar la imagen de una naviera histórica, 
la desaparecida Hamburg Atlantik Line, en su compañía recién creada. También se hizo 
con los derechos del nombre Hanseatic. En la foto el Hanseatic original de1958.
(Foto: autor desconocido)


Sin embargo la aventura de la Hanseatic Tours fue breve y en 1997 la compañía fue adquirida por la Hapag-Lloyd tomando la naviera alemana posesión del pequeño buque de expedición. Cuando la lógica apuntaba a que el Hanseatic pasaría a lucir los colores de su nueva empresa se decidió que la nave continuara con los originales colores en su casco y en su chimenea y así se mantuvo hasta el 2011 cuando Hapag decidió que por cuestiones de imagen de marca el Hanseatic pasara a lucir el preceptivo uniforme de la compañía consistente en un casco blanco con motivos azules y naranjas.


Poco o nada tiene que ver la imagen del Hanseatic actual cn la que lucía hace tan sólo unos años. En la foto podemos verlo con su antiguo uniforme durante una de sus escalas en A Coruña allá por el 97 (ya ha llovido..) con el logo original de la Hamburg Atlantik Line en la chimenea.


De todas maneras su antigua librea no ha desaparecido del todo y en ambos costados de la nave, donde leemos el nombre del Hanseatic, aparece aún el mítico símbolo blanco sobre fondo rojo de la legendaria Hamburg Atlantik Line, que se resiste de esta manera a caer en el olvido. Así queda demostrado que un barco puede cambiar de colores corporativos sin necesidad de cambiar de compañía.


No todo se ha perdido: A los lados del Observation lounge el Hanseatic luce 
con orgullo su nombre y el simbolo de la antigua Hamburg Atlantik Line. 
Es de lo poco que externamente ha quedado de su imagen original.

 
Volviendo al pasado domingo tanto Hanseatic como Seven Seas Voyager permanecieron buena parte de la jornada atracados juntos en el muelle de transatlánticos y si su llegada fue practicamente conjunta, la salida estuvo separada por un lapso de tiempo bastante breve. El primero en tomar las de villadiego fue el Seven Seas Voyager que al dar las 5 de la tarde reinició la marcha rumbo a su siguiente destino, que en esta ocasión era el puerto de Bilbao. Tan sólo una hora más tarde hacía lo propio el Hanseatic para dirigirse también al norte aunque hacia un punto más lejano, la localidad francesa de St. Malo.




El Seven Seas Voyager sabrá perdonarme que en esta ocasión haya pasado un poco desapercibido pero es que su compañero de amarre pocas veces se deja ver por aquí y a fin de cuentas él tendrá su cuota de protagonismo el próximo 19 de septiembre cuando vuelva a visitarnos, esta vez en solitario con lo que ese día prometo darle todo el protagonismo que se merece. ¡Palabra!






La maniobra del siglo

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El pasado 27 de mayo tuvo lugar una de las últimas escalas del histórico mes de mayo en el puerto de A Coruña. Histórico porque siendo habitual que este mes sea el más pródigo en este tipo de tráficos, el de 2013 está batiendo todos los récords. La recalada del pasado lunes sumaba la número 17 del mes y con ella su protagonista, el Crown Princess, realizaba su escala debut en los muelles herculinos. El espectacular buque, propiedad de la naviera Princess Cruises, llegó a la ciudad poco antes de las 07:00 horas procedente del puerto de Southampton para amarrar su impresionante eslora minutos más tarde en el muelle de transatlánticos. Al tratarse como digo de la primera escala de este buque en A Coruña tuvo lugar  la protocolaria  recepción a bordo de la nave con representantes de diversas instituciones de la ciudad y donde se produjo el ya habitual intercambio de metopas entre el capitán del Crown Princess, Tony Yeomans y el presidente de la Autoridad Portuaria de A Coruña, Enrique Losada.


(Foto: Jose R. Montero)


Construido en el año 2006, el Crown Princess pertenece a una gran familia (nunca mejor dicho), la Grand Class, que a día de hoy está formada por un total de 11 unidades siendo las más conocidas por aguas coruñesas, el Ventura y el Azura. Se trata de una familia muy numerosa pero no todos sus miembros son gemelos si no que se agrupan en diferentes subclases; así nuestro prota da nombre a una de esas subclases y es gemelo del Emerald y el Ruby Princess que en esencia se diferencian de los demás Grand Class por su distinta distribución distinta en algunas zonas públicas así como por la adición de una cubierta más que le permite una mayor capacidad de pasajeros.


(Foto: Manuel Candal)


 El Crown Princess fue construido en los astilleros italianos de Fincantieri por un coste aproximado de unos 380 millones de euros. Tiene 113.561 toneladas de registro bruto, 290 metros de eslora, 36 metros de manga suficientes para no permitirle atravesar el Canal de Panamá y un calado de 8.5 metros. En sus 15 cubiertas de pasaje esta megaciudad flotante puede albergar a un total de 3.782 pasajeros en capacidad máxima atendidos por una tripulación de 1.163 personas y como buen ejemplar de lo que sus detractores han dado en llamar peyorativamente como "cajones flotantes", un buen porcentaje de sus 1.557 camarotes presentan balcón privado; en concreto el 57% lo llevan.


Princess Cruises. Una naviera a la que se le ve poco el pelo por A Coruña. 


El Crown Princess, al igual que el resto de la flota Princess Cruises y los barcos de su compañía matriz, la P&O, está abanderado en Bermudas lo cual le sirve a su naviera para obtener suculentas ventajas fiscales y para poder celebrar bodas a bordo en su coqueta capilla llamada "Hearts & Minds" y que pueden ser vistas vía internet por los familiares de los contrayentes (pudiéndonos ahorrar de esta manera el regalo).



(Foto: Jose R. Montero)


Se trata sin duda de un navío soberbio, una obra maestra de ingeniería de proporciones colosales pero mal que le pese, el Crown Princess siempre es y será recordado por ser el protagonista de uno de los accidentes más graves de una nave de pasaje en los últimos tiempos si no contamos claro está con la clase de submarinismo avanzada protagonizada por el Sea Diamond en Santorini y el particular y chapucero atraque del Capitán Schettino y su Costa Concordia en Isola di Giglio. 


(Foto: Jose R. Montero)


El 18 de juliode 2006 elCrownPrincesspartía de Puerto Cañaveral(Florida) rumbo a Nueva York donde tenía previsto concluir una travesía de 10 días por elCaribe. Tras una hora de navegación y ya camino de Brooklyn el sistema del piloto automático del Crown Princess inició un giro a baborEn un esfuerzo porcontrarrestar los efectos de un giro percibido como demasiado brusco,el segundo oficial de la nave, eloficial de guardiaen el puente en ese momento,desactivóel modode control automático delsistema integrado de navegacióndel buqueytomó el controlmanual de ladirección e instintivamente viró todo a babor y luegomovió los mandos de babor a estriborvarias veces,causando al Crown Princess una fuerte escora que se calcula alcanzó un máximo de 24° aestribor. 




 Afortunadamente el buqueno sufrió estructurales pero en el interior la maniobra del siglo tuvo bastantes consecuencias fue y todo aquello que no estaba trincado (pasajeros y tripulación incluida) emprendió su particular e improvisado viaje. Resultado: 14 heridos graves y 284 leves. Fue una auténtica suerte que nadie muriese en el accidente.


 (Foto: Jose R. Montero)


LaNTSB, el organismo norteamericano que se encarga de estudiar todos aquellos accidentes ocurridos en los medios de transporte, determinócomo la causa delaccidente del Crown Princess las incorrectas maniobras ejecutadas por el segundooficial,realizadasprimeropara contrarrestarlaalta tasadegiroimprevistoy después para contrarrestarlaescoradel buque.Al accidente también contribuyó la alta velocidad que llevaba el buqueenaguas relativamente poco profundasylainadecuadaformación de losmiembros de la tripulaciónenel uso desistemas de navegaciónintegrados.


Proa al norte (y sin escorarse).


Explicado con palabras quizás suene a un incidente menor; si vemos las cifras de heridos con los que se saldó el accidente ya nos damos cuenta de su gravedad; pero si lo vemos en imágenes la cosa pone los pelos de punta y nos da una idea de lo mal que lo debieron de pasar a bordo. A buen seguro a muchos de los pasajeros se les quitaron las ganas de repetir experiencia. A Continuación os dejo uno de los muchos vídeos que hay del momento de la desastrosa maniobra grabado por una de las cámaras de seguridad en el interior del Crown Princess.





Tras pasar toda la mañana atracado en el muelle de transatlánticos, cuando el reloj marcaba las 16:00 horas el Crown Princess puso punto y final a su primera escala en A Coruña y soltó amarras para dirigirse a su siguiente destino, el puerto de Bilbao. Confieso que mientras disparaba con mi cámara de fotos desde el faro de Mera miraba de reojo la maniobra del Princess virando a la altura del dique de abrigo por si se producía una inesperada escora, pero por fortuna no fue así y la "princesa coronada" se despidió de la ciudad sin sufrir ningún contratiempo. No hay prevista más escalas del Crown Princess en A Coruña en un futuro próximo pero como mal menor en 2014 tendremos por aquí a uno de sus hermanos gemelos, el Emerald Princess.


(Foto: Manuel Candal)


Por último dar los agradecimientos de rigor tanto a Jose Montero como a Manuel Candal por el suministro habitual de estupendas fotos para la elaboraciónn del post.


 (Foto: Jose R. Montero)




Sin descanso

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(Foto: Jose R. Montero)


Tras cinco semanas de vorágine de escalas en nuestros muelles, el pasado miércoles 29 se puso punto y final al excepcional mes de mayo en la dársena coruñesa con la visita del último buque en sumarse a la extensa nómina de naves que a lo largo de los últimos 30 días han permanecido por espacio de unas horas amarradas en las instalaciones herculinas. El encargado de cerrar el mes fue un viejo conocido de nuestra ría, el Columbus 2 de la naviera Hapag-Lloyd.




El buque de la compañía alemana llegó a la ría coruñesa a última hora de la mañana y lo hizo oculto entre una fina cortina de agua que lo hizo invisible a los ojos de los coruñeses que sólo lo divisaron cuando el navío  dobló el dique de abrigo. La nave procedía de Lisboa. Se trata de uno de los cinco barcos que la naviera Hapag-Lloyd tiene actualmente en nómina si bien es el único del cual no es propietario puesto que se trata de un chárter de dos años que expira a finales de este 2013. A partir del próximo ejercicio el buque volverá a operar con su legítimo propietario, Oceania Cruises, y bajo su anterior nombre; Insignia.


(Foto: Jose R. Montero)


Como dije en el encabezado el Columbus 2 cerró el pasado día 29 el mes de mayo en los relativo a lo crucerístico. Un mes de récord en el que el puerto ha recibido 18 escalas de este tipo de tráficos con un total de 28.276 pasajeros convirtiéndolo en el mejor resultado en toda la historia en la dársena herculina. Y pudo ser aún mejor ya que una de las escalas previstas, la del Oceana, se anuló y el buque inglés decidió recalar en el puerto de Ferrol para alegría de la ciudad vecina, donde siempre es un auténtico acontecimiento la llegada de un buque de estas características con su correspondiente inyección económica a nivel local.




Tras realizar una escala bastante breve aprovechada por sus pasajeros para realizar diversas excursiones por la ciudad y alrededores pese al mal tiempo, a las 19:00 horas el Columbus 2 soltó amarras para continuar viaje rumbo al puerto de St. Malo. El mar de fondo coruñés no quiso faltar en la despedida de la nave germana y aportó el ingrediente que faltaba para convertir la maniobra en todo un espectáculo de pantocazos para deleite de shipspotters (y fastidio de pasajeros).


El mar de fondo coruñés hizo que la salida del Columbus 2 fuese bastante movidita.
(Fotos: Jose R. Montero)


Pero el final de este histórico mes de mayo no significa renunciar a la presencia de barcos de pasaje por nuestras aguas y las perspectivas del mes de junio, si bien no se acercan a las cifras del mes anterior, auguran unas semanas cargadas de movimiento en el puerto. Por lo pronto el pasado sábado día 1 ya tuvimos al primero de los ocho cruceros previstos para los próximos 30 dias. El encargado de abrir la veda fue el buque Silver Cloud de la naviera Silversea que llegó a la ciudad a primera hora de la mañana procedente del puerto de Leixoes.


(Foto: Carlos Rapela)


El Cloud pertenece a la generación de los "pequeñitos" de la naviera Silversea junto a su gemelo Silver Wind y pese a que se ha quedado un tanto anémico de tonelaje respecto a las unidades más modernas de esta compañía rezuma tanto glamour y lujo como los Silver de última generación como pueden ser el Silver Whisper o el Silver Spirit, que le doblan en tamaño. Su presencia en A Coruña es más que habitual en los últimos años y suele realizar una o dos escalas cada ejercicio. Para este 2013 la del pasado sábado es su única recalada prevista.


 (Foto: Jose R. Montero)


Tras 10 horas de descanso, a media tarde el Silver Cloud reanudó el viaje poniendo rumbo a Gijón para continuar por aguas asturianas su travesía de 10 noches por el Atlántico. En las próximas jornadas continuará el goteo incesante de escalas siendo el turno para uno de los representantes de la naviera germana Aida Cruises, el AidaStella. Por último no quisiera acabar sin darle mi agradecimiento tanto a Carlos Rapela como a Jose Montero por permitirme usar sus fotos en esta entrada.
 

(Foto: Jose R. Montero)


De vacaciones

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(Foto: Jose R. Montero)


Junio es un buen mes para tomarse unos días de descanso y desconectar un poco de los quehaceres habituales. En mi caso esto incluye también el trabajo en el blog y por esa razón "Cruceros en la ciudad de cristal" se ha tomado un período de inactividad que evidentemente no se ha correspondido con un parón de escalas en el puerto de A Coruña, donde el ritmo de recaladas en las últimas semanas, si bien ha disminuido respecto a los frenéticos días del mes de mayo, no se ha detenido y la nómina de visitantes llegados por mar ha seguido aumentando.


(Foto: Jose R. Montero)


Como el principio fundamental de este espacio es darle su merecida importancia a todas y cada una de las escalas que se producen en nuestra ciudad haré una breve reseña de los barcos que nos han visitado en las últimas jornadas, que para el caso concreto de estos últimos 20 días han sido 3: el AidaStella, el Sea Cloud II y el Nautica. Mencionar también que una de las escalas previstas en el calendario crucerístico coruñés, la del Ventura el día 6, no se produjo por un cambio en el itinerario del buque británico.


Cambios en las rutas de este último mes impidieron la presencia del Ventura 
en A Coruña, prevista para el pasado día 6.


Si nos centramos en los que sí hicieron acto de presencia toca empezar con la visita del AidaStella el pasado día 8, un buque que con apenas unos meses de vida va camino de convertirse en todo un clásico de nuestra ciudad y es que con ésta última sumaba su segunda escala de las cinco que tiene previsto realizar en 2013 por aguas herculinas. El buque de la naviera Aida Cruises llegó a la ciudad muy temprano, sobre las 07:00 horas procedente del puerto de Lisboa. Por desgracia y siguiendo la tónica habitual de las últimas fechas sus pasajeros no gozaron de una meteorología muy agradable para pasear por la ciudad a pie o en bici, este último medio muy utilizado por los pasajeros que desembarcan de los buques germanos.


El mal tiempo acompañó la escala del AidaStella el día 8.
(Foto: Jose R. Montero)


Tres días después de la visita del AidaStella tuvo lugar la escala de uno de esos buques peculiares dentro de la industria crucerística; el Sea Cloud II, un barco al que viendo su aspecto jamás englobaríamos dentro de este sector y es que a la vista de sus tres mástiles más bien nos parece estar delante del típico buque escuela participando en la regata de grandes veleros. Las apariencias engañan: es un genuíno buque de cruceros.


(Foto: Jose R. Montero)


Procedente del puerto de Leixoes el flamante navío entró en la ría coruñesa a primera hora de la mañana para atracar en el muelle transatlánticos y permitir el desembarco de su reducido pasaje, compuesto por tan sólo 94 personas y que tras pasar unas 8 horas en tierras gallegas volvieron a embarcar para dirigirse a su siguente destino, el puerto de Bilbao. En un par de meses, si las previsiones se cumplen, tendremos la oportunidad de volver a ver por nuestras aguas a este bello y raro especímen y será entonces cuando le dedique un post contando las curiosidades más destacadas de esta peculiar nave.


(Foto: Jose R. Montero)


Por último y para cerrar el trío de protagonistas de hoy, hace unos días tuvimos en la ciudad al Nautica de la naviera Oceania Cruises, un buque de silueta muy conocida al formar parte de una serie de 8 barcos gemelos, en su dia englobados dentro de la misma compañía y que en la actualidad navegan bajo distintas banderas y al servicio de distintas navieras siendo algunos de los más conocidos por estas aguas el Columbus 2, el Azamara Journey o el Adonia.


El Nautica llegando a la ciudad.
(Foto: Jose R. Montero)


Procedente de Leixoes, el Nautica atracó poco antes de las 08:00 horas y lo cierto es que al igual que le ocurriera al AidaStella, sus privilegiados huéspedes tampoco contaron con una jornada muy veraniega para callejear aunque como mal menor no apareció la lluvia. Que no les lleve a engaño la foto que aparece sobre estas líneas ya que se corresponde con una escala realizada el año pasado. Tras un descanso de varias horas, a media tarde el Nautica reemprendió la marcha rumbo a Bilbao.


Detalle de la chimenea del Nautica.
(Foto: Carlos Rapela)


Se que es un modo muy breve de referirme a tres naves de crucero tan destacadas pero prometo dedicarle más tiempo a cada una de ellas en próximas entradas ya que por fortuna las tres repetirán en lo que resta de año por la dársena coruñesa. Mi agradecimiento a los colegas Jose Montero y Carlos Rapela, autores de la mayor parte de fotos que acompañan a esta entrada y que estuvieron al pie del cañón (no como yo) durante todos estos días. A partir de la próxima semana el blog retoma su actividad habitual y lo hará con un post muy especial (y hasta aquí puedo leer...)


(Foto: Jose R. Montero)




La nueva princesa del reino (Parte 1)

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El pasado día 19 fue una de esas jornadas memorables en lo referente a escalas de cruceros y si bien el acontecimiento no tuvo lugar en el puerto de A Coruña si no a 150 kms de aquí, lo histórico del día justificaba el hacer una escapada a Vigo junto a mi buen amigo Jose Montero para ser testigos de uno de los más importantes estrenos de la temporada en aguas gallegas. Les hablo del Royal Princess, el nuevo buque insignia de la naviera americana Princess Cruises y el más moderno y vanguardista de los ingenios mecánicos dedicados a la navegación de placer que a día de hoy se pueden ver surcando los mares.


Mi amigo Jose (en la foto) y yo fuimos hasta Vigo al encuentro de la nueva princesa.


Una gigantesca megaciudad flotante que desde hace unos días ocupa el noveno puesto en el ranking de buques de pasaje más grandes de todos los tiempos. Lo último de lo último; no obstante comenzó su carrera comercial apenas 48 horas antes de su parada en aguas olívicas siendo la de Vigo su primera escala oficial de su viaje inaugural, una travesía de 7 noches con paradas en los puertos de Southampton, Lisboa, Gibraltar, Malaga y final de trayecto en Barcelona.




Apenas cinco días antes de que el coloso llegara a Vigo tuvo lugar su bautizo oficial en el puerto de Southampton, punto inicial de su primera singladura. La ceremonia tuvo toda la pompa y circunstancia que cabría esperar en el bautizo de toda una "Princesa Real" y para tal evento se eligió a una madrina que estuviese a la altura del acontecimiento; Kate Middleton, la duquesa de Cambridge. La elección de la Princesa Catalina como madrina de la última joya de Princess Cruises es todo un simbolismo; el Royal Princess es el tercer buque de la compañía en portar este nombre y el primero de ellos (el actual Artania) fue botado en 1984 por la Princesa Diana de Gales.


La bandera con el emblema de la naviera Princess Cruises ondea en la proa 
del Royal Princess.


La ceremonia estuvo presidida por la madrina de la nave y por su capitán, Tony Draper, y el momento culminante de la misma tuvo lugar cuando la Princesa Catalina se dirigió al atril y enunció las ya tradicionales palabras: "I name this ship Royal Princess. May God bless her and all who sail in her" ("Yo nombro a este barco Royal Princess. Que Dios lo bendiga y a todas las personas que naveguen en él"). A continuación la princesa acciónó un botón y la enorme botella de Moët & Chandon valorada en 1.400 euros impactó contra el casco de la nave haciéndose añicos, un signo de la buena fortuna que acompañará al buque durate toda su vida. Tras el acto se llevó a cabo un tour por las instalaciones del buque por parte de las autoridades.


Arriba: La Princesa Catalina contempla como la botella de champán impacta contra el casco del Royal Princess.
Abajo: Detalle de la botella rompiéndose en mil pedazos, signo de buena suerte para la nave.
(Foto de arriba: Princess Cruises)
(Foto de abajo: Lisa Royall)


El Royal Princess es el primero de una nueva clase de buques que busca repetir el éxito de la anterior serie, la "Grand Class", que con 11 unidades (entre ellos el Ventura o el Grand Princess) ha sido una de las más prolíficas de la industria crucerística. De momento son ya 3 las unidades previstas en esta nueva clase y al Royal Princess le seguirá dentro de un año el Regal Princess. En 2015 se incorporará una tercera unidad que irá a manos de la naviera P&O. Todavía sin nombre asignado este buque tendrá algunas diferencias  respecto al iniciador de la saga siendo la mayor de ellas la presencia de dos chimeneas dispuestas en línea.


El Royal Princess (arriba) tendrá al menos dos buques gemelos más de los cuales 
el último irá a manos de la naviera P&O (abajo). En esencia el diseño será 
similar con la salvedad de la modificación en las chimeneas.
(Fuente: malcomoliver.wordpress.com)


Construído en poco más de año y medio en los astilleros italianos Fincantieri, en su sede de Monfalcone, se trata del mayor buque de pasaje realizado por estos astilleros en toda su historia con un registro bruto de 142.714 toneladas y ésta no es la única cifra impresionante cuando nos referimos a esta nave, cualquiera de sus guarismos es exhorbitante: una eslora de 330´1 metros, 38´4 metros de manga y en sus 18 cubiertas puede albergar a un total de 3.600 pasajeros en máxima capacidad (a Vigo llegaron "sólo" 2.724) atendidos por una tripulación formada por 1.346 personas. El coste de este prodigio técnico ha alcanzado los 558 millones de euros.


Detalle de la chimenea del Royal Princess.


Sus privilegiados huéspedes tienen una gran abanico de posibilidades para elegir su alojamiento entre los 1.780 camarotes que se distribuyen a lo largo y ancho de 8 cubiertas, desde los más asequibles 342 camarotes interiores hasta las 40 espectaculares suites de 284 metros cuadrados cada una. Un hecho destacado en el Royal Princess es que del total de camarotes el 81% (1.438) tienen vistas al mar y todos ellos cuentan con balcón privado.


¡Ánimo! Ya sólo te quedan 1.437...


Tras finalizar la maniobra de atraque los pasajeros fueron desembarcando para dirigirse a los buses que los llevarían a realizar las excursiones programadas hacia Santiago de Compostela  y Baiona entre otros lugares, pero muchos también aprovecharon la soleada mañana para dar un agradable paseo por el casco histórico de la ciudad y los alrededores del puerto. A media mañana tuvo lugar a bordo el protocolario acto de bienvenida con el tradicional intercambio de metopas entre el capitán del buque y las autoridades locales durante el cual el Capitán Draper elogió las cualidades de la terminal olívica.




Mientras en tierra algunos aprovecharon la presencia de la colosal princesa para hacer sus reivindicaciones; era el caso de un numeroso grupo de afectados por las preferentes que se situaron a las puertas de la estación marítima para que los medios de comunicación y los ciudadanos que transitaban por la zona se hicieran eco de la injusticia a la que se están viendo sometidos. Los pasajeros, totalmente ajenos al conflicto, se dedicaban a sacar fotos. Uno de ellos charló amigablemente con nosotros comentándonos las bondades de la nave, "la mejor en la que he estado de los 8 cruceros que he realizado con esta compañía" afirmaba. Las fotos de los interiores tomadas con su blackberry que nos enseñó confirmaban sin lugar a dudas lo que nos había contado y que indudablemente nos hallábamos ante un navío soberbio.




Tan soberbio que no me llega una sola entrada para hablar de él así que de momento lo dejamos aquí. Más sobre este excepcional barco en el siguiente post...


El Royal Princess está abanderado en Bermudas.



La nueva princesa del reino (Parte 2)

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Continuamos con la segunda parte del reportaje dedicado a la histórica visita inagural del Royal Princess al puerto de Vigo. En la entrada anterior os comenté de forma general algunos datos de este prodigio naval así que ya es hora de meterse en faena e indagar lo que esta princesa de cuento esconde en sus interiores, que es mucho y muy sorprendente. Y es que estamos ante un buque impresionante y no sólo por su tamaño o por su aspecto estético; elRoyal Princess es un barco puntero también en el aspecto técnico destacando particularmente en el apartado de la eficiencia energética y es que cada detalle de su diseño se orientó hacia la optimización del combustible como principal premisa . En su diseño exterior ya podemos observar algunas peculiaridades utilizadas para alcanzar este objetivo como son una proa bastante "chata" y sobre todo una marcada popa tipo "ducktail" que además del ahorro de carburante añade estabilidad a la nave. Interiormente la búsqueda de la eficiencia energética también ha supuesto una ruptura con las tendencias actuales de la industria crucerística.


El Royal Princess transita por delante del Arundel Castle durante la maniobra de salida. 
Podemos apreciar el diseño de la proa bastante "chata" en comparación con otros
 diseños actuales de la industria crucerística.


El spa, por ejemplo no se encuentra a proa en una de las cubiertas superiores como es habitual en los buques modernos. En palabras del vicepresidente ejecutivo de operaciones de la flota, Rai Caluori, "la mayoría de los clientes del spa tienen los ojos cerrados la mayor parte del tiempo, por lo que no necesitan ver el mar". Por ese motivo el Lotus Spa se sitúa en el corazón de la nave, en la cubierta 5 y en la zona central; al colocar esta instalación tan abajo y en una zona tan centrada se consigue una mejor distribución de pesos en el barco con el consiguiente ahorro de combustible. Simple y efectivo.


El Royal Princess también se suma a la tendencia actual de las popas tipo "ducktail".


La prueba de que éste y otros cambios, junto al diseño tan estudiado del casco, funcionan es que en comparación con el último buque de la anterior clase, el Ruby Princess, los motores del nuevo Royal Princess necesitan un 15 por ciento menos de combustible para propulsar el barco hasta los 22 nudos de velocidad máxima que puede desarrollar.




Dejando de lado  los aspectos puramente técnicos y centrándonos ya en lo orientado al disfrute del pasajero ¿que nos ofrece la última creación de Princess Cruises?. Parece increíble que a estas alturas, con el boom de construcciones de este tipo de navíos cada nueva creación pueda ofrecer algo único y nunca antes visto en ninguna otra embarcación. En este aspecto los ingenieros de los astilleros italianos han vuelto a dar en el clavo y la nueva Princesa Real ofrece instalaciones sorprendentes. En un barco de estas dimensiones describir todo lo que nos podemos encontrar a bordo llevaría muchas horas así que a modo de breve resumen voy a nombrar las que a mi juicio me parecen más destacadas.


Detalle del logo de la naviera norteamericana.


Para empezar, uno de los artilugios que podemos ver a pie de muelle si dirigimos nuestra mirada hacia la parte delantera de la chimenea, la enorme pantalla de plasma situada en la cubierta de piscinas. No se trata de una auténtica novedad puesto que los buques de la clase anterior (Crown Princess, Ruby Princess...) ya la presentaban ofreciendo la posibilidad de disfrutar de proyecciones al aire libre en un concepto que la naviera americana denomina "Movies Under the Stars". En el Royal Princess la idea se repite pero con una pantalla un 30% más grande que en las otras naves de la flota, lo que la convierten en la más grande que surca en la actualidad los mares.


Películas bajo las estrellas en el impresionante pantallón que lleva 
el Royal Princess en su cubierta de piscinas.


En esta misma cubierta se encuentra otros de los rasgos más destacados del Royal Princess. Entre las dos piscinas centrales se encuentra una pequeña isla que por la noche cobra vida mediante un espectáculo de luces de colores y sonido en el que una fuente computerizada dispara un total de 85 chorros al compás de la música alcanzando alguno de ellos una altura de 10 metros sobre el cielo nocturno.


Espectáculo de luz y sonido por la noche en la cubierta de piscinas.
(Foto: Peter Knego)


Pero la joya de la corona de esta princesa la encontramos en el costado de estribor de la cubierta 16, justo en el centro de la nave. Allí los más osados y carentes de vértigo pueden disfrutar de las inigualalbles vistas que nos ofrece el SeaWalk, un pasadizo acristalado con forma semi-elíptica de 45 metros de largo y que se separa casi 9 metros de la fachada del barco. la particularidad del SeaWalk en comparación a los miradores presentes en otros buques es que éste presenta también el suelo acristalado de manera que podemos ver el mar a nuestros pies desde una vertiginosa altura de 40 metros logrando un efecto que es lo más parecido a caminar sobre las aguas. A babor el Royal Princess cuenta con otro pasadizo similar solo que en este lado incorpora una barra de bar con 30 asientos denominado Seaview Bar y que nos permite contemplar con una copa en la mano como el buque surca el océano.



Arriba: detalle del SeaWalk, situado a estribor de la nave, y donde se observa su característico suelo acristalado.
Abajo: Las impresionantes vistas que se observan a través del suelo del SeaWalk, a 40 metros de altura sobre el mar.

(Foto abajo: Peter Knego)


Tanto el SeaWalk como el SeaView Bar son unas estructuras prodigiosas y para crearlas los ingenieros de la naviera norteamericana y de los astilleros Fincantieri tuvieron que realizar numerosos estudios para comprobar la viabilidad de la misma. La estructura se modeló en un túnel de viento para comprobar el efecto que los vientos y el avance del buque sobre el agua tendrían en la misma. Pese a a las muchas horas que los diseñadores le dedicaron a este punto de la nave hasta que el Royal Princess realizó sus tests en el mar no se supo a ciencia cierta como respondería este pasadizo en condiciones de navegación. Durante las pruebas en mar abierto los ingenieros llenaron la estructura de cientos de sensores para comprobar como repercutía la acción del viento en cada una de las zonas acristaladas del SeaWalk.


En el costado de babor el Seaview Bar nos permite contemplar el océano 
desde un nuevo punto de vista mientras nos tomamos una copa.
(Foto: Peter Knego)


Son sólo algunos de los secretos con los que este impresionante barco sorprende a aquellos que cruzan la escala de acceso. En la próximo post os contaré más curiosidades sobre el Royal Princess...


En esta foto podemos apreciar la impresionante altura que existe desde el SeaWalk 
hasta la cubierta de botes. Desdes ahí aún quedan 10 metros hasta el mar.



La nueva princesa del reino (Parte 3)

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En la anterior entrada del blog os conté algunas curiosidades y detalles de lo que nos podemos encontrar a bordo del Royal Princess, el nuevo buque de la naviera americana Princess Cruises que el pasado día 19 hizo su escala inaugural en el puerto de Vigo. Con el post de hoy concluyo este minireportaje dedicado al debut más importante del año en lo referente a naves de pasaje en aguas gallegas.


El Royal Princess se cruza durante su salida con el buque Ramón Margalef.


Tras una mañana muy productiva en la que Jose y yo nos dedicamos a fotografiar a la princesa desde todos los ángulos posibles, a primera hora de la tarde el progresivo aumento de autocares en dirección a la mole flotante era una señal inequívoca de la inminente partida. las cinco era la hora señalada para la salida y nadie se la quiso perder. Tanto shipspotters como simples curiosos fuimos tomando posiciones para ver el gran espectáculo que supone siempre ver maniobrar a estas enormes ciudades flotantes que pese a su monstruoso tamaño se desenvuelven con una agilidad sorprendente en aguas confinadas.




Los alrededores del muelle eran un hervidero de gente en busca de la mejor ubicación para no perderse ningún detalle de la maniobra de desatraque del Royal Princess. El muelle de O Berbés fue la base de operaciones para nuestro nutrido grupo de afotadores donde instalamos cámaras y trípodes a la búsqueda del encuadre más original. Cuando el reloj marcaba las cinco en punto los cabos que amarraban el Royal Princess a los norays del muelle comenzaron a soltarse. Zafarrancho de combate entre los shipspotters que nos preparamos para inmortalizar el momento del adiós.


La expectación durante la maniobra de salida fue enorme.
La comunidad shipspotera local no faltó a la cita.


Eso sí, el Royal Princess no quiso despedirse sin darnos una última sorpresa y cuando todos los allí congregados esperábamos los tres pitidos de rigor que los buques de pasaje emiten para despedirse de un puerto la "Princesa Real" hizo gala de otro de esos rasgos que lo convierten en uno de los buques de pasaje más peculiares que existen entonando una melodía ciertamente familiar...


Detalle del ala de estribor del puente.


.... y es que el silbato de esta princesa emula las primeras notas de la cabecera de la mítica serie "Vacaciones en el Mar". Se trata de un pequeño homenaje a una producción que en su día ayudó al despegue de la industria de cruceros tal y como hoy la conocemos además de otorgarle a la naviera Princess Cruises grandes dosis de popularidad; no olvidemos que el buque donde transcurría la acción, el Pacific Princess, era un buque real propiedad de la compañía dueña también del nuevo y majestuoso Royal Princess.




Si me permiten mi modesta opinión lo del silbato sonando a una serie de los 70 a mi juicio queda un tanto hortera pero lo que es indudable es que le confiere una personalidad propia dentro del tono monocorde de la industria unicamente roto por la melodía que entonan los buques de la Disney Cruises cuando hacen sonar sus silbatos. Como describir con palabras un sonido resulta un tanto desconcertante asi que a continuación os dejo un vídeo donde podemos escuchar el sonido que ya se ha convertido en santo y seña de este navío.





Tras el breve concierto el Royal Princess efectuó un grácil giro ayudado por sus tres hélices de maniobra situadas a proa y enfiló hacia las Cíes para poner rumbo al sur en búsqueda de su siguiente destino, el puerto de Lisboa. Su travesía inaugural finalizará en Barcelona, el puerto-base de este nuevo coloso durante el verano realizando travesías de 12 días de duración entre la ciudad condal y Venecia hasta el mes de octubre, cuando el Royal Princess cambiará de aires y emprenderá viaje en lo que será su primera ruta transatlántica rumbo a Fort Lauderdale desde donde iniciará sus rutas durante su temporada invernal en el Caribe. En primavera del próximo año lo veremos de nuevo navegar por Europa, ¿Quizás por Galicia? cruzaremos los dedos...


El Royal Princess se despide de Vigo, con las Isla Cíes al fondo.


Para terminar con este largo reportaje de tres posts  (pero es que el protagonista lo merecía, la verdad), os dejo el vídeo de la maniobra de salida realizado por mi amigo y en esta ocasión también compañero de excursión, Jose Montero, al que agradezco tanto su compañía como su ayuda a la hora de realizar este blog. Por cierto, el vídeo está grabado a cámara rápida, no es que el Royal Princess maniobre a tanta velocidad...







Bienvenido al club

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La llegada del verano ha supuesto una importante ralentización en el ritmo de escalas de buques de pasaje en el puerto de A Coruña, nada preocupante tratándose de estas fechas y para esta zona geográfica pero aún siendo pocos los que llegan su presencia en la ciudad no pasa ni mucho menos desapercibida y es de justicia dedicarle unas líneas en este blog. Más si se trata de un barco tan singular e infrecuente como el que nos visitó el pasado martes día 2 de julio; el Club Med 2 de la naviera Club Med Cruises. Ante nosotros el buque a vela dedicado a cruceros más grande del mundo.




Procedente del puerto de Leixoes el Club Med 2 llegó a la ría coruñesa poco antes de las 08:00 horas para dejar completamente descolocado a todo aquel que a esas horas transitaba por la zona del paseo marítimo, tratando de ubicar dentro de un tipo de buque concreto al extraño especímen que se aproximaba. Y es que reconozco que salvo que exista un conocimiento previo ver entrar a este buque en un puerto deja cuanto menos perplejo, más si cabe si se ve con las velas recogidas y mostrando sus 5 palos desnudos.


Práctico a bordo.
(Foto: Jose R. Montero)


Construido en Francia a finales de 1992 con un coste aproximado de 125 millones de dólares, el Club Med 2 es una nave de pasaje de pequeño tamaño al que su particular propulsión lo convierten en todo un gigante dentro del subgrupo de los veleros. 14.983 toneladas de registro bruto, 187´1 metros de eslora, 20 metros de manga y 5 metros de calado. A bordo una dotación de 200 tripulantes para servir a un total de 409 pasajeros en capacidad máxima alojados en alguno de sus 197 camarotes, todos ellos exteriores. El buque está abanderado en Mata-Utu, la capital de las islas Wallis y Futuna. Quizás suene a chino pero es francés, concretamente el segundo registro para buques con bandera gala. Los segundos registros se crearon en la década de los 80 para evitar el proliferante negocio de las banderas de conveniencia y con ellos se consiguen ciertas ventajas fiscales respecto a los originales del mismo país. Por curiosidad les diré que las islas Wallis y Futuna son parte del territorio de ultramar francés y se encuentran en el Pacífico Sur. En ellas habitan unos 1.200 personas, que cogerían sin ningún problema en un buque de crucero de tamaño medio.




Si algo destaca en este buque son evidentemente sus velas. Éstas se izan sobre 5 mástiles con una altura de 67,5 metros sobre el nivel del mar capaces de exponer un total de 2.497 metros cuadrados de superficie vélica. Sus velas están hechas de fibras de dacrón, en esencia un compuesto químico denominado tereftalato de polietileno. Suena muy tecnológico (y lo es) pero estamos más que acostumbrados a usar este compuesto en nuestra vida diaria; al tereftalato de polietileno lo conocemos vulgarmente por sus siglas en inglés como PET y es el componente con el que actualmente se fabrican la mayoría de botellas de plástico. Su ligereza, así como su resistencia al desgaste y a la corrosión lo convierten en un compuesto muy interesante en la fabricación de velas. Pero no sólo de aire vive este barco: cuando el buque no utiliza la fuerza de Eolo y lleva sus velas recogidas de la propulsión se encargan cuatro motores diesel-eléctricos que hacen alcanzar al Club Med 2 los 12 nudos.





Es lógico pensar que si este barco se llama Club Med 2, tiene que existir o haber existido un Club Med 1. Tal buque navega en la actualidad aunque lo hace bajo otro nombre, concretamente bajo el nombre con el que iba a ser bautizado inicialmente. Como se trata de una historia bastante curiosa (y un tanto compleja) será mejor empezar a contarla por el principio...




Y ese principio es en 1987 cuando la naviera Windstar Cruises, especializada en la navegación de placer a vela, decide expandir su negocio y ordena la construcción de un par de nuevos buques a los astilleros
Ateliers et Chantiers de Le Havre(Francia) pero no se trata de un encargo cualquiera; se trata de construir los buques de crucero propulsados a vela más grandes y punteros a nivel tecnológico jamás fabricados. Para llevar a cabo semejante proyecto los astilleros franceses tomaron como modelo los navíos ya existentes en la compañía americana, los Wind Song, Wind Star y Wind Spirit, aumentándolos hasta el triple de su tamaño. El resultado fueron dos buques realmente insólitos que aún a día de hoy y cuando ya superan las dos décadas de existencia, siguen sorprendiendo al verlos surcar los mares.


(Foto: Jose R. Montero) 


Sin embargo un inesperado giro en la vida de estos a navíos tuvo lugar ese mismo año cuando la Windstar Cruises fue absorbida por Holland America Line aunque con intención de que la naviera siguiera operando con su mismo nombre. La decisión más sorprendente, sin embargo fue la de anular la compra de los dos grandes veleros que se estaban construyendo en Francia y continuar operando unicamente con los tres barcos de la flota. En Le Havre se quedaron compuestos, con barcos y sin comprador a quien vendérselos, una situación insostenible para unos astilleros. Con el objetivo de salir del atolladero económico el gobierno galo ayudó a buscar una solución y mediante una serie de ayudas al crédito hizo posible que los dos buques fueran adquiridos por la compañía Club Mediterranee. 




Fundada en 1950, y mas comúnmente conocida comoClub Med, se trata de una empresa francesa deresorts de vacacionespresentes en muchaspartes del mundo, por lo generalen lugares exóticos y se les considera como los inventores del concepto del resorttodo incluido. A principios de los 90 la empresa se hallaba inmersa en un proceso de diversificación de su oferta y vieron en la compra de estos dos buques su gran oportunidad para entrar en el mercado de los cruceros.




Sin embargo un nuevo cambio de aires en la Windstar Cruises tendría lugar a principios de 1998 cuando Holland-America Line, ya englobada en el gigante crucerístico Carnival Corp., decidió que era el momento de revitalizar su filial de cruceros a vela e hizo valer una cláusula de compra preferente firmada con los astilleros franceses para recomprar el Club Med 1, al que le devolvió su nombre original de Wind Surf.
 

El gemelo del Club Med 2 es ahora el Wind Surf de la Widstar Cruises.
(Fuente: Windstar Cruises)


Las peculiaridades de este buque no sólo se encuentran en su exterior si no que a bordo nos encontramos con un montón de curiosidades, empezando por las actividades de ocio que el Club Med 2 ofrece a sus pasajeros. Uno de los principales atractivos es la posibilidad de practicar numerosos deportes acuáticos (todos ellos incluidos ya en el precio del pasaje, salvo el buceo) y es que a popa el Club Med 2 lleva una marina, o lo que es lo mismo, una plataforma extensible situada a nivel del mar y desde la que se pueden realizar diversas actividades acuáticas gracias al extenso equipamiento que el buque francés lleva a bordo: 12 tablas de windsurf, 3 embarcaciones a vela, 4 zodiacs, 2 motos acuáticas, varios kayaks y numerosos equipos de buceo. Otra opción es simplemente nadar y para ello el Club Med 2 ofrece la posibilidad de hacerlo en dos pequeñas piscinas de agua de mar.


Imagen de la marina, a popa del Club Med 2, abierta.
(Fuente: stopngo.be)


Y pese a que nos refiramos a este navío como velero y esa palabra nos evoque lo tradicional y tenga reminiscencias del pasado la realidad es que nos encontramos ante un ingenio flotante de altísima tecnología; baste para darnos cuenta el hecho de que para operar cualquiera de sus velas no hace falta la manipulación directa de ningún tripulante si no que su movimiento está completamente computerizado desde el puente de mando. Los ordenadores son los que se encargan también de mantener la nave en perfecto equilibrio a través del movimiento del agua de sus tanques de lastre ayudando de esta manera a corregir el balance del buque. Como ven un barco insólito en muchos sentidos. Incluso permite las visitas al puente de mando siempre y cuando el Club Med 2 no se encuentre realizando alguna maniobra en puerto.




Tras una larga escala de 12 horas en nuestra ciudad. A las 8 de la tarde el Club Med 2 zarpó rumbo a tierras francesas y a la salida, a diferencia de lo que mostró en su llegada, si que pudimos verlo con parte de su velamen izado. Por si esta visita les ha sabido a poco el próximo 1 de septiembre, si las previsiones se cumplen, lo tendremos por aquí de nuevo y si las peculiaridades de este tipo de buques les llaman la atención les aconsejo que no se pierdan la próxima entrada del blog por que está muy relacionada con el Club Med 2 (y hasta ahí puedo leer...). El post de hoy termina aquí no sin antes darle las gracias a Jose Montero por el material prestado y por la compañía durante la maniobra de entrada y a Carlos Rapela por el mismo motivo durante la maniobra de salida.


(Foto: Jose R. Montero)



Misma función, distinta forma

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En un mes, julio, que tradicionalmente se considera como de "descanso" en lo referente a escalas de crucero en la ciudad parece que este año va camino de romperse la lógica y las recaladas continúan produciéndose a buen ritmo en estos primeros días del mes. El pasado sábado día 6 no fue uno si no dos los buques que coincidieron atracados juntos por unas horas en el muelle de transatlánticos, claro que en esta ocasión la pareja no podía estar compuesta por integrantes más diferentes; por un lado el buques AidaStella de la naviera Aida Cruises y por otro el Wind Surf de la americana Windstar Cruises.


Misma función, distinta forma: Pese a que, externamente no pueden ser más distintos. AidaStella y Wind Surf realizan un mismo cometido.
(Foto: Manuel Candal)


De los dos el primero en llegar fue el buque alemán, que poco antes de las 07:00 horas se encontraba ya comodamente instalado en los muelles coruñeses para permitir el desembarco pacífico de sus más de 2.000 pasajeros, deseosos de callejear por la urbe herculina o tomar algún bus en dirección a Santiago o a los alrededores coruñeses.


(Foto: Manuel Candal)


Por su parte el Wind Surf no se retrasó mucho respecto a su homólogo germano y tan sólo unos minutos después de que el AidaStella finalizara su maniobra de atraque la inconfundible figura del buque americano apareció en el horizonte procedente de Vigo. Los cinco palos que enarbola ya denotan la rareza del especímen ante el que nos encontramos; y es que pese a su apariencia de velero (que lo es) el cometido de este navío es el mismo que el de su compañero de atraque del pasado sábado y el de todas las naves que forman la extensa industria crucerística sólo que en este caso se aporta el plus de la navegación a vela como parte del encanto de viajar a bordo de este barco.


El Wind Surf a su llegada a A Coruña el pasado sábado.
(Foto: Manuel Candal)


Construido en el año 1990 en Francia, el Wind Surf es, con sus 14.745 toneladas, uno de los buques de crucero a vela más grande de todos los tiempos con unas medidas impresionantes dentro del mundo de los veleros: 187 metros de eslora, 20 metros de manga y 5 metros de calado. El barco, que navega bajo bandera bahameña puede albergar en sus 8 cubiertas de pasaje a un total de 347 pasajeros y su dotación se compone de 163 personas, cifras que le otorgan un ratio pasajero-tripulante que lo sitúan dentro de la categoría premium en la industria del crucero con el encanto además de ser uno de los pocas unidades dentro de la misma que permite disfrutar de la navegación a vela.




Quizás este rasgo nos podría llevar a pensar que nos encontramos ante una embarcación tradicional pero todo lo contrario, y es que el Wind Surf es un puro ejercicio de tecnología que puede navegar exclusivamente por la acción del viento gracias a los 2.500 metros cuadrados de superficie vélica que llegan a albergar sus cinco mástiles pero que presenta también una propulsión más convencional gracias a dos motores diesel-electricos y que se usan en condiciones desfavorables de viento y durante las maniobras. Se podrían poner mil y un ejemplos del alto nivel tecnológico de este buque pero quizás el más sorprendente y descriptivo sea el hecho de que las velas que se arrían o se izan en sus mástiles se controlan desde una consola del puente de mando sin necesidad de ser manipuladas directamente por ningún miembro de la tripulación. Por este y por muchos otros motivos se podría describir al Wind Surf como un barco único en su especie pero siendo estrictamente correctos ésto no es del todo cierto...


(Foto: Manuel Candal)


Por una de esas casualidades de la vida (no se puede describir de otra manera teniendo en cuenta sus contadas presencias en nuestras aguas) tan sólo 4 días antes de la visita del Wind Surf tuvo lugar en nuestra ciudad la escala de su buque gemelo, el francés Club Med 2. La explicación de que estos dos barcos trabajen en la actualidad para navieras distintas es muy curiosa y en la anterior entrada del blog publicada hace unos días y dedicada al velero galo ya les conté esta historia así que por no repetirme mucho les diré a modo de resumen que cuando la primera de las dos unidades (el Wind Surf) estaba en una fase de construcción muy avanzada la naviera Windstar Cruises desestimó la compra por razones económicas por lo que los astilleros tuvieron que renegociar la venta de los dos navíos, que fueron a parar a la compañía Club Mediterranee, especializada en resorts de lujo, y que los rebautizó como Club Med 1 y 2. Más tarde Windstar Cruises hizo valer una cláusula de recompra preferencial y recuperó el Club Med 1 devolviéndole su nombre original, que es el que porta en la actualidad.


El Club Med 2, gemelo del Wind Surf, nos visitó hace tan sólo unos días.


Del otro protagonista del día, el AidaStella, sobran los comentarios. Es un barco al que vemos como todo un habitual en nuestra ciudad pese a que la del pasado día 6 era tan sólo su tercera visita a A Coruña pero es que al tratarse de uno de los siete componentes gemelos de la "Sphinx-Klasse" o clase esfinge, que son tan proclives a realizar escalas en los muelles herculinos, la sensación de repetitividad de sus visitas hace que ya no nos sorprenda ver aparecer a lo lejos esos grandes ojos y labios carnosos que son la seña de identidad inequívoca de la naviera germana Aida Cruises. Si a eso le sumamos el hecho de compartir atraque con uno de los buques más curiosos de la industria del crucero es lógico que el AidaStella quedara relegado a un segundo plano el pasado sábado.


 (Foto: Manuel Candal)


Por la tarde y bajo un sol de justicia llegó el momento de la partida. La salida invirtió el orden de la llegada y el Wind Surf fue el primero en abandonar la ciudad. Cuando el reloj marcaba las 17:00 horas el buque americano soltó amarras y tras superar el dique de abrigo puso proa al norte para dirigirse de forma sosegada a unos 9 nudos de velocidad rumbo a Brest (Francia), pero eso sí haciendo gala de su principal seña de identidad: su velamen izado al pasar a la altura de la Torre de Hércules, dando lugar de esta forma a una icónica instantánea.




El AidaStella por su parte hizo lo propio una hora más tarde, aunque sin velas que izar se conformó con una salida más convencional poniendo también "morros" al norte para buscar su siguiente destino, el puerto de Santander. En pocas semanas volverá a repetir presencia en nuestra ciudad, concretamente el próximo 3 de agosto. El Wind Surf por su parte también tiene previsto una escala más en A Coruña antes de finalizar el presente año y si no hay cambios de última hora podremos verlo el próximo 12 septiembre de nuevo "surfeando" nuestras aguas. Para acabar quisiera agradecer como tantas otras veces la inestimable ayuda de Manuel Candal en la elaboración de este blog con la aportación de sus magníficas fotografías.


(Foto: Manuel Candal)


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